25-04-2011.
Jorge Hernández Fonseca
(www.miscelaneasdecuba.net).- Raúl Castro pretende innovar. Ya se
equivocó durante 52 años, fracasando. Pero ahora jura que "las cosas
serán diferentes". Su ideología es la misma, el marxismo-leninismo.
Marxismo porque todavía piensa que la administración de los negocios
importantes por el estado, es la solución de los problemas
socio-económicos. Leninismo porque 'entiende' que se necesita una
dictadura (suya) para comandar con mano firme la sociedad, impidiendo el
regreso al "pasado".
Como que hasta ahora el marxismo-leninismo no le funcionó a su hermano
mayor, Fidel, quiere implantar determinadas medidas del "capitalismo"
equivocadamente publicitadas en la isla como siendo la esencia de ese
"fatídico" sistema: desemplear trabajadores y eliminar subsidios,
juntando así lo peor de los dos mundos: la dictadura política
socialista, con desempleo y desamparo social capitalista. También
permitirá, ¿por qué no? estiradores de bastidores y vendedores de
'corbatas baratas', para que no se pueda decir que no hubo liberalización.
Así las cosas, en un contexto donde ni a Estados Unidos ni a Europa le
interesa el drama de los cubanos del interior de la isla --en parte
porque estos países tienen sus propios y graves problemas que resolver,
y en parte porque, con el socialismo derrotado que se presentó en el VI
Congreso del PCC (Fidel decrépito junto a Raúl y sus generales
geriátricos) dieron más lástima que miedo--. En estas circunstancias,
Raúl y sus 'viejitos' no enfrentarán problemas externos.
Internacionalmente se observa para Cuba un escenario a medio plazo como
el siguiente: ya no está Fidel y aunque ahora está su hermano Raúl, éste
se ha mostrado más 'sensible' a las necesidades del pueblo y ha
propuesto 'cambios', que si bien no son los fundamentales --ni de tipo
político, como todos quisieran-- los cubanos tienen ahora la posibilidad
de dar un pequeño paso adelante en el aspecto económico, de manera que
después --a la muerte de Fidel primero y de Raúl a continuación--
pudiera ¿quién sabe? transformar ese primer paso en avances mayores, más
efectivos, sin traumas ni conflictos internos que obliguen a EUA a hacer
lo que ahora 'ha tenido que hacer' en Libia, ni abarrotar la Florida con
balseros cubanos desesperados.
Por increíble que parezca, este escenario se ha visto en el exterior
como la solución del llamado "problema cubano". Es sin dudas la solución
a los ojos de EUA, que se apresuró a dar luz verde a la liberación
adicional de los viajes de algunas categorías de ciudadanos
norteamericanos a la isla, como respuesta a los acuerdos del VI congreso
del PCC, señal que no pasó inadvertida para la dictadura cubana, que
seguramente se empreñará en dar otro paso positivo en dirección a
Washington, y así sucesivamente irán las cosas poco a poco.
Por su parte ya Europa habló de entablar conversaciones con la dictadura
cubana sobre las relaciones comunes (léase, levantar la posición común)
y ni hablar de la receptividad de Brasil y el resto de América Latina,
que ve esta etapa como un 'proceso' hacia la democracia en Cuba, a medio
o largo plazo, porque –argumentan-- es preferible esperar un poco que el
derramamiento de sangre.
No cabe dudas que el drama cubano visto desde fuera pudiera observarse
como encaminado hacia una solución más positiva que los 52 años de
dictadura anteriores. Pero resulta claro para todos los ciudadanos
cubanos que semejante óptica no refleja la solución que los nacidos en
Cuba queremos para nuestra patria, convertida en un "parque jurásico"
por obra y gracia de un grupito violento que se auto titula dueño
permanente del poder y que ahora acaba de ratificarlo.
¿Y los cubanos, que pensamos de todo esto? Asumamos que el panorama
político cubano actual descansa sobre 3 ejes principales a saber: un eje
en cuyos extremos están los cubanos de dentro de la isla y los cubanos
de fuera de la isla; otro eje en cuyos extremos están los opositores de
izquierda y los opositores de derecha; y el tercer eje en cuyos extremos
están Europa (España) y Estados Unidos; tres ejes que se cruzan en un
centro, la dictadura castrista.
Con el eje Europa-EUA en total acuerdo con la solución actual de Raúl
Castro --que brinda 'estabilidad' interna (evitando un éxodo balsero) y
combate el narcotráfico en la región, además de renovar los acuerdos
turísticos con España-- es un frente favorable a la solución rauliana.
El eje, cubanos de dentro-cubanos de fuera de Cuba, a pesar de las
contradicciones existentes, es el menos conflictivo desde el punto de
vista político. Con casi el 20% de la población cubana en éxodo por el
mundo y con el aumento de la oposición interna (aunque no actuantes, la
oposición cubana es mayoría dentro de la isla) la empatía entre ambos es
muy positiva. Los cubanos de dentro de la isla probablemente prefieran
una solución a medio plazo, como la impuesta por Raúl actualmente (por
dos razones: tiende a resolver la carestía extrema ahora y segundo,
evita el derramamiento de sangre que una solución 'a lo Libia'
implicaría). Mientras los cubanos del exterior prefieren una solución
más radical, sin Fidel ni Raúl en los comandos. En cualquier caso, los
opositores de ambas orillas siempre podrán negociar programas, incluso
porque los opositores de dentro se benefician con recursos de sus
parientes de fuera.
El eje, cubanos de izquierda-cubanos de derecha --incluyendo sus
variantes-- siendo ambos grupos conformados por opositores netos, es el
más conflictivo en las actuales circunstancias, incluso porque la lucha
política por venir se escenificará en tal contexto. De hecho, ya existe
esa lucha en el seno de la oposición política cubana entre las
diferentes tendencias políticas marcando terreno para el futuro post
Castro. Hay, no obstante las diferencias, una unanimidad en la necesidad
de la instauración en Cuba de un sistema democrático con elecciones
libres, lo que representa un buen punto de encuentro para una demanda
unitaria a la dictadura como punto único, tal como se hizo en Chile y
Brasil, entre otros países sometidos a dictaduras similares a la
nuestra. En este eje falta un gran partido de derecha –conservador--
espectro que nadie se ha ocupado de llenar, por la nefasta propaganda
hecha por la dictadura castrista.
Hay, fuera del tema político, un gran campo que la oposición al castrato
no puede de manera ninguna dejar abandonada en estos precisos momentos
que marcan una nueva etapa en la isla y que puede ser alimentada por
opositores de dentro y fuera de la isla, así como de ideologías de
derecha e izquierda, incluso por EUA y Europa: la intelectualidad y la
inteligencia cubana, abrumadoramente partidaria de un sistema
democrático en la isla. Derrotada la ideología castrista (el VI congreso
del PCC fue el entierro de la ideología castrista, pero no del marxismo
leninismo que abrazan Raúl y sus generales) es importante incentivar la
lucha ideológica en el campo intelectual. Los caminos raulistas de la
isla se cruzarán pronto con la apertura de la Internet y la libertad de
publicaciones, incluso antes de la liberalización de los partidos políticos.
Así, se hace indispensable la necesidad de dar a conocer dentro de Cuba
las obras de nuestros intelectuales del exilio como parte importante de
la lucha ideológica, que ahora se sumaría a la lucha política pacífica
que llevan adelante los patriotas cubanos de dentro y fuera de la Nación
cubana. Junto a las tradicionales exigencias de apertura política que
realizan las organizaciones cubanas, nuestros intelectuales deben primar
por la defensa de la apertura de la sociedad civil dentro de Cuba:
libertad de viajes al (y desde) el exterior de ciudadanos cubanos;
libertad de acceso a la Internet; libertad de publicaciones cubanas
dentro y fuera del país; libertad de creación e intercambio en la
plástica, en el teatro, en el cine, en la radio y en TV. Que los
artistas del exilio viajen a la isla tal como lo hacen los artistas
oficiales del castrato al exterior. Todas son demandas, no políticas,
sino de la sociedad civil, y como tales debemos tratarlas.
Hay un campo inmenso en el que los intelectuales cubanos --como sociedad
civil-- pueden dar su contribución al proceso que comienza. Sólo de
nosotros depende su materialización, ahora consientes de que las grandes
potencias apoyarán democráticamente, lo que democráticamente hayamos
podido poner de relieve como parte importante de nuestra cultura que se
oculta a los hermanos del interior de la isla, en campos que nada tienen
que ver con los partidos políticos y sus programas. La cultura cubana
está apresada por el castrato, liberémosla y re introduzcámosla como
parte de esta lucha, en beneficio de la Nación cubana del futuro.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32055
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