Escrito por Orlando Luis Pardo Lazo
Sábado 21 de Mayo de 2011 02:07
No conozco al pintor pinareño Pedro Pablo Oliva. No conozco a nadie
entre la polvareda apátrida de un pueblo en dispersión como lo es el
cubano (acaso no lleguemos ni a eso, ya sólo somos una ilusión de
identidad). Pero conservo desde 1987 un pequeño original firmado por él:
"Caminante", se llama, y seguramente costó una bagatela en moneda
nacional porque, en esa época, por desgracia, sólo circulaba en la Isla
el inútil peso cubano (no pocos fueron presos por adelantarse a su
tiempo y atesorar dólares en un cajón medio contrabandeado).
Me gusta la obra que desconozco de este compatriota desconocido.
Recuerdo sus Abuelitos Fideles, dormidos como la mayoría de sus
personajillos de pesadilla con colores bizarros (aunque den la ilusión
de ser realistas). Sé que tuvo sus encontronazos para exponer a Fidel
Castro en sus lienzos, pero creo que, después de las consabidas censuras
ministeriales, alguno que otro de sus Comandanticos en Jefe de miniatura
sí llegó a galerías (¡y hasta se han usado de carátulas de una revista
tan oficialistoide como UNIÓN!)
Ahora llegan vientos de muerte no sólo para la pobre disidencia cubana,
sino también para nuestra enriquecida intelectualidad. No quedará títere
con cabeza antes del Apocalipsis o la Apoptosis del Máximo Líder. Así,
tras 13 años de labor creativa, la Casa Taller de Pedro Pablo Oliva en
la ciudad de Pinar del Río ha sido clausurada por el Estado (de milagro
no se la han decomisado o algo peor: como los registros que le hizo la
policía política a un editor de la revista digital CONVIVENCIA, dirigida
por su coterráneo Dagoberto Valdés).
Al ex-diputado del Poder Popular Pedro Pablo Oliva lo acusaron cara a
cara en una reunión gubernamental. Le dijeron hasta del mal que se iba a
morir, empezando por "traidor" a la Revolución y, por supuesto, a su tan
pintarrajeado Fidel. Lo expulsaron de todas partes. El saliente Ministro
de Cultura Abel Prieto lo llamó por teléfono y de pronto no tuvo coraje
para regañarlo, de manera que ipso facto se hizo el ofendido o el
histérico y groseramente le colgó en son de amenaza. Han prohibido que
los estudiantes de Arte de esa provincia (y del país) se acerquen a él.
Como ellos parece que apestan, quieren apestarlo al parecer. Quién sabe
si piensan interrogarlo policiacamente a la primera oportunidad, si la
comunidad internacional no responde ahora de inmediato, solidarizándose
con la suerte de este artista universal que cree públicamente en el
pluripartidismo y no ve pecado político en ser amigo epistolar de, por
ejemplo, Yoani Sánchez).
Miro su "Caminante" de 1987. Ha pasado demasiado tiempo desde entonces.
Sobre la cartulina, un abigarrado bebé con alfileres se balancea sobre
un eje con ruedas dispares. Qué desequilibrio. Qué madeja tan libre de
cualquier laberinto que no sea el de unos pincelazos sin mapa. Qué
triste imagen y qué penoso destino para una carrera donde primó la
conciliación, amén del genio estético de Pedro Pablo Oliva. Cuba está
canibalizando a los mejores cubanos. El futuro pertenece por derecho
propio a la carroña de esta necia nación.
Los espacios potables en la Isla prometen ser cero. Como cuando aquel
embullo imbécil con la perestroika, la policía política hoy cuenta con
personal de sobra para cauterizar de una en una a nuestras
personalidades críticas o incluso inconformes. Exilio, enfermedad,
encerronas de delito común. Les recomiendo el silencio. Sobrevivan, por
favor. Nos haremos mucha falta mañana en medio de las nuevas mafias.
Pero, por el momento, si me lees con un tin restante de corazón, no
dejes que la Revolución mate el alma del pintor Pedro Pablo Oliva. Me
cuentan que lloró a solas como un niño tras colgar el cartel de clausura
en su Casa Taller, donde nos prohíbe terminantemente dejar de soñar.
Lloró con la candidez de uno de sus propios mamarrachos grotescamente
encantadores.
Lo siento, hermano desconocido. Resiste ahora. Te ha tocado tu
irracional ración de verdad. Estás tan a la intemperie como yo. Tu
triunfo como artista plástico fue simultáneo al de muchas represiones
como la que ahora por azar te tocó (tu Premio Nacional de Artes
Plásticas 2006 coincidió con centenares de presos de conciencia
alrededor). Igual estoy contigo. Quito el polvo de tu obrita de 1987,
tan piñeriana. Es sólo la maldita circunstancia del odio por todas partes.
La Habana
http://pdc-cuba.org/foro-internacional/cuba-al-dia/6071-mincult-vs-pedro-pablo-oliva.html
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