Joel Lázaro Carbonell
18 de diciembre 2011
La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – Días de múltiples arrestos
arbitrarios para impedir que estuviéramos en las calles los días 9 y 10
de diciembre.
El pasado jueves 8, luego de salir de la Sección de Intereses de los
Estados Unidos en La Habana y haber caminado dos cuadras, alrededor de
las 4 de la tarde, fui interceptado por cuatro agentes de la Seguridad
del Estado (DSE), encabezados por el Tte. Coronel "Camilo". Venían en un
auto marca "Lada" color verde.
Iba caminando acompañado de Rolando (militante del PRC), cuando estos
cuatro agentes se bajan del vehículo y el principal me pide la
documentación, y que aborde el auto. Me dice que en la Unidad Policial
del "Capri" quieren hablar conmigo. A Rolando le quitan los periódicos
(el Nuevo Herald y Clip de noticias) y le dicen que puede continuar.
Me llevan hacia la 4ta Unidad policial del municipio Cerro, donde me
pasan para un auto patrullero perteneciente a la Unidad Provincial de
patrullas, el cual me lleva al "Capri".
Estando en esta unidad, el uniformado que me lleva le comunica al
oficial superior que tiene que dejarme allí. Este le responde que sin
cargos en mi contra no podía pasarme para los calabozos; el uniformado
le susurra al oído y se ponen de acuerdo. Me llevan para los calabozos,
donde me entero que me levantaron falsos cargos de "DESORDEN PUBLICO"
para poder mantenerme detenido.
Tarde en la noche, va a los calabozos donde me encontraba un agente
opresor (DSE), que se identificó verbalmente como "el Capitán
Alejandro". Me dijo que lo habían enviado a decirme que tenía que
permanecer 48 horas, porque sabían de que yo iba a salir el día 9 para
el malecón y el 10 iba a participar en una marcha. Le di la espalda
-porque profirió palabras fueras de contexto, que las tomé como
provocativas- y se retiró.
Al parecer los agentes de la policía política no durmieron, secuestrando
a defensores de Derechos Humanos. Al siguiente día, temprano en la
mañana, reconozco la voz de un compatriota que se encontraba protestando
por el mal trato durante su secuestro. Me uní a su protesta. Era Lilvio
Fernández Luis; al poco tiempo lo trasladaron hacia otra unidad.
En horas de la noche, me sacan para trasladarme hacia otra unidad
policial. El motivo (que conocí cuando fui liberado) fue que varios
activistas se personaron en las afueras de esta unidad a exigir mi
liberación (yo no estaba ingiriendo liquido ni solido alguno). Me
trasladaron hacia la unidad policial de "Aguilera", ubicada en el
municipio 10 de Octubre; allí se encontraban ya secuestrados los
compatriotas Héctor Julio Cedeño Negrín (Periodista Independiente),
Rogelio Brages Borges (activistas de la CAPPF) y Boris (activista de un
grupo juvenil, liderado por Liranza en el reparto Párraga).
El sábado en horas de la mañana, baja de los calabozos el Tte. Coronel
que dirige esta Unidad Policial, en la cual le refiero algunas palabras,
en las que le acuso de permitir todo estos atropellos por parte de los
agentes de la DSE. Pasado el mediodía, por continuar con mi posición de
PLANTADO, me trasladan hacia la unidad de procesamiento al detenido de
la Policía Nacional Revolucionaria, más conocida como "El VIVAC",
ubicada en las inmediaciones de Calabazar.
En este centro te despojan de todas las pertenencias personales para
darte un par de chancletas de baño. Por mi postura de no aceptar nada,
me llevaron descalzo por toda la instalación, que se encuentra
descubierta y estaba lloviendo, hacia el hospital, donde me dejaron con
custodia policial. Allí se encontraba Ivonne Mayeza -me dijo- desde
hacía 10 días (al esposo, Ignacio Martínez, lo tenían para otro lado
dentro del centro); los policías le dijeron que no podía hablar conmigo.
El jefe de la instalación se presenta en el hospitalito donde me
encontraba, a exponerme cínicamente que yo estaría varios días allí, y
por mis planteamientos de que me encontraba en calidad de "secuestrado",
me respondió que yo tenía cargos levantados por la Unidad Policial de
"Aguilera" (ya no eran los falsos cargos del Capri) y me podía tener
legalmente retenido. Para demostrarle que sí estaba secuestrado, le
exijo que me permita realizar una llamada a mi familia, y sonriéndo me
dijo, que eso no lo podía hacer, si no recibía la orden de arriba.
Alrededor de las 10 de la noche, cuatro agentes de la DSE me van a
buscar, uno de ellos de completo uniforme verde olivo, el cual me dice
que me va a llevar para mi casa. Me montan en un auto marca Geely color
verde, con destino a mi hogar. Por el camino, el uniformado me registra
mi bolso y sustrae el periódico "El Nuevo Herald" y el "Clip de
noticias". Le expongo que esa arbitrariedad es conocida como robo y que
no dejaré de denunciar eso. Me dejan a varias cuadras de mi casa y se
retiran.
Al llegar a mi casa y prepararme a salir nuevamente a buscar mis
activistas y hermanos que quedaban secuestrados, conozco que ya estaban
siendo liberados. ¡La misma operación la utilizaron con todos!, falsos
cargos de "DESORDEN PUBLICO" y retenidos para evitar estar en las calles
los días 9 y 10 de diciembre. Verdadera máquina perversa y maquiavélica
posee el gobierno castrista; pero todo eso… ¡todo eso es hasta un día!
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