Monday, December 12, 2011

Cuestión de derechos

Cuestión de derechos
Lunes, 12 de Diciembre de 2011 05:24
Oscar Sánchez Madan

Cidra, Matanzas, (PD) Para el régimen totalitario de La Habana, violar
los derechos humanos es un arte. Un ejemplo de ello es que a los
campesinos dedicados a la crianza de ganado mayor no se les permite
sacrificar una res para consumirla o comercializarla en el mercado de
oferta y demanda, algo bastante común en la mayoría de los países del
mundo.taller-pecuario

Son muchas las limitaciones que frenan el desarrollo de la ganadería en
el país, a pesar de las tan reiteradas promesas de los dirigentes
comunistas de eliminar un grupo de ellas. Se habla bastante al respecto,
pero ciertamente poco se avanza.

La nomenclatura castrista considera – así lo estableció, hace años, en
el Código Penal – que sacrificar una vaca o un toro, sin licencia
oficial, es un crimen. Cientos de personas, sobre todo jóvenes, pasan
por las prisiones cada quinquenio, por la testarudez de los caprichosos
mayorales de la isla. Son condenados por los tribunales de justicia
luego de ser acusados de cometer el delito de hurto y sacrificio de
ganado mayor.

Al analizar la causa de esta situación, el ciudadano R. Pérez Cabrera
dijo el pasado 11 de noviembre al diario oficial Granma lo siguiente:
"Considero que el problema fundamental radica en la ausencia de una
oferta liberada de carne de res accesible a toda la población en un
mercado habitual". Más adelante se refirió a "las prohibiciones
existentes y la falta de estímulo a los campesinos para la cría y
tenencia de ganado mayor".

cercasEn eso le asiste la razón. Pérez Cabrera, como la mayoría de los
cubanos, sabe que las semifeudales disposiciones gubernamentales coartan
los derechos ciudadanos y generan ineficiencia. Por eso, este
esclarecido compatriota también afirmó: "El que cría un ternero no lo
puede sacrificar ni para vender, ni para comer en familia... Él nunca
será su verdadero dueño y lo tiene que cuidar día y noche porque si se
lo roban, tiene que pagar una multa en el mejor de los casos".

Y no es que los comisarios castristas impongan su voluntad para molestar
al sector campesino. La esencia de esta gigantesca arbitrariedad radica
en que los capataces de La Habana comprenden muy bien que la
implementación de una política que promueva el respeto a los derechos de
los trabajadores del campo significaría conceder a éstos independencia
económica. De ahí a la libertad política hay sólo un paso, y el régimen
no desea perder el control sobre la población.

Llama la atención la propuesta inteligente que formuló, también a
Granma, el ciudadano E. Matos Santos, el 25 de noviembre último, quien
dijo: "El campesino, al sacrificar una res, pudiera entregar una parte
de la carne al Estado a precio estimulante y la restante consumirla o
venderla a quien él decida".

Se sabe que la decisión para implementar esta brillante idea la debe
tomar la nomenclatura castrista y no los humildes trabajadores del campo.

Mientras los comisarios se deciden, en los campos continúan el robo y el
sacrificio ilegal de reses, y las familias cubanas no sólo dejan de
comer carne vacuna, sino que muchos de sus más activos integrantes
incrementan la voluminosa población penal. En tales condiciones, tanto
el Estado como los particulares derrochan, como sucede desde hace
décadas, cuantiosos recursos y esfuerzos para proteger sus animales.

Para solucionar el problema del escandaloso robo de ganado mayor no
bastarán los destacamentos obrero-campesinos de vigilancia y los
aparatosos operativos policiales. Ese despliegue militar y parapolicial
en los campos no es nuevo. Durante décadas no ha logrado detener lo que
ya muchos califican como pandemia.

Resulta imprescindible que los tanques pensantes de la dictadura abran
bien los ojos y se percaten de que la única víctima de su falta de
valentía política es el pueblo. Es necesario que comprendan que no
existe en la isla una guerra entre cubanos sino que se trata de una
elemental cuestión de derechos.

sanchesmadan61@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/2873-cuestion-de-derechos

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