Monday, September 26, 2011

Cuba necesita respirar aires de libertad

Disidencia, Represión

"Cuba necesita respirar aires de libertad"

Entrevista a Sayli Navarro, hija del ex preso político Félix Navarro,
del Grupo de los 75 y uno de los condenados a 25 años de prisión en 2003

Yanet Pérez Moreno, Madrid | 26/09/2011

Sayli Navarro tiene ahora 25 años, y tenía solo 18 cuando su padre fue
condenado, en un juicio sumario, a 25 años de cárcel tras la Primavera
Negra, la oleada represiva desatada por el Gobierno cubano en marzo de 2003.

En momentos en que la oposición cubana está siendo reprimida ferozmente
en toda la Isla, la hija del ex preso político Félix Navarro, del Grupo
de los 75, rememora aún con mucho dolor sus vivencias de entonces. El
nombre de Sayli, ahora activista del Movimiento por la Democracia Pedro
Luis Boitel, fue conocido en esa época porque, a sus 18 años, se atrevió
a escribir una carta a Fidel Castro echándole en cara el horror que
vivía su padre y el resto de opositores condenados a larguísimas penas
en las prisiones cubanas. Estaban distantes de sus familias y eran
sometidos a los castigos y condiciones carcelarias más violentos y
denigrantes.

¿Cómo viviste ese tiempo en que tu padre estuvo preso?

Sayli Navarro (SN): Fue una etapa de mucho dolor, sufrimiento, por el
hecho de tenerlo en prisión, distante, por todo lo que sucede a diario
dentro de las cárceles cubanas, y que en el caso de los prisioneros
políticos resulta sumamente complicado. Pero recibimos mucho apoyo,
tanto internacional como nacional, de familias, de amistades, de
personas que ni siquiera pensábamos que nos apoyarían, porque creíamos
que estaban del lado del Gobierno.

Las familias de los prisioneros siempre estuvimos muy fuertes, porque
surgieron las Damas de Blanco. Eso nos motivó. Nos dio mucha fuerza
también la firmeza de ellos dentro de las prisiones, a pesar de las
largas condenas, de estar muy distantes de sus lugares de residencia y
de lo esporádico de las visitas familiares, aun más las conyugales. El
hecho de ser cristianos también nos trasmitió fortaleza.

¿Cómo te sientes ahora que está con ustedes nuevamente, aunque con la
zozobra de que su libertad pende de un hilo?

SN: Realmente, tenerlos a todos acá en casa puede ser momentáneo, porque
aún existe en Cuba una férrea dictadura que mantiene inmovilizado todo
dentro de la nación. Han sido excarcelados, no liberados. Todavía penden
esas condenas sobre ellos.

En el caso de mi papá, ha recibido ya dos citaciones de la Policía, ha
tenido entrevistas con la Seguridad del Estado… El acoso ha continuado,
ha sido permanente, y no es un caso aislado. Otro ejemplo ha ocurrido en
la provincia de Santiago de Cuba, contra José Daniel Ferrer García y su
esposa, Belkys Cantillo Ramírez, y contra todos los activistas que se
encuentran alrededor de este ex prisionero político de los 75.

Es una gran alegría tener a mi papá en casa, pero no hemos olvidado al
otro grupo considerable de prisioneros políticos. Aunque se ha reducido
la lista, aún son muchos los que continúan en las prisiones. Tampoco
podemos borrar de nuestra mente el hecho de que la madre de Orlando
Zapata Tamayo —aunque siente alegría de saber que estos hombres estén en
la calle— no puede tener con ella a su hijo. Son cosas que han marcado
muchísimo a las familias, y a la oposición.

Pero el propósito de estas personas de estar ligadas a la oposición
pacífica dentro de Cuba continúa igual; no ha habido cambios. Ellos
tienen mucha más fuerza para seguir luchando por la democratización de
la Isla.

¿Qué piensas de las agresiones a las Damas de Blanco y Damas de Apoyo?

SN: El Gobierno está consciente de que su situación en el poder se está
tambaleando. El pueblo cubano, en sentido general, ha ido buscando sus
espacios. Son muchas las personas que, aunque no se encuentren ligadas a
la oposición directamente y sean simples ciudadanos, abiertamente
manifiestan toda la inconformidad, las violaciones, los atropellos que a
diario suceden con la población. El gobierno siente mucho temor de que
cada día la oposición recobre fuerza por el incremento de ciudadanos en
sus filas. Y esas agresiones son una prueba.

El Gobierno se ha mantenido por muchos años en el poder a base de mucha
sangre, de mucho miedo. Continúan atropellando a las mujeres, a los
ciudadanos, a la oposición, para tratar de boicotear a aquellas personas
que deciden de una vez y por todas quitarse el miedo, la careta y
afiliarse a la oposición. Eso es una muestra más de la cobardía del
Gobierno cubano, y un intento de que la oposición no se fortalezca.

Como cristiana, ¿crees que la Iglesia en Cuba debería interceder ante
las autoridades para que cesen las agresiones contra estas mujeres y los
opositores en general?

SN: Es sabido que esos 52 hermanos de la Causa de los 75 se encontraban
en prisión, cuando la Iglesia, en la figura del cardenal Jaime Ortega y
Alamino, se sentó con el Gobierno cubano —con Raúl Castro—, y logró su
excarcelación y la salida de otro grupo numeroso rumbo a España. Dado
estos acontecimientos, es importante que la Iglesia continúe mirando de
cerca y exigiendo al Gobierno que cese todo acto de violencia, que se
abra a los reclamos. Queremos cambios por la vía pacífica, no queremos
derramamiento de sangre. Cuba necesita respirar aires de libertad, de
democracia. Deben cesar la injusticia y el atropello que constantemente
se cometen contra los ciudadanos.

El arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez —quien
también estuvo presente en las conversaciones de mediación de la Iglesia
Católica en relación con los presos políticos—, ha condenado los actos
violentos contra las Damas de Blanco que han tenido lugar en la ciudad
de Santiago.

Es importante que la Iglesia, desde su espacio, exija al Gobierno cubano
por esta campaña represiva que viene desplegando contra la oposición,
contra el pueblo. En especial, contra mujeres indefensas que simplemente
están defendiendo un espacio y pidiendo la liberación de los presos
políticos y la libertad del pueblo de Cuba por la vía pacífica.

¿Hubieras preferido irte de Cuba con tu familia, y tomar el camino del
exilio cuando tu padre fue liberado?

SN: Nuestra decisión es permanecer en Cuba. Continuar acá en el suelo
patrio, sin salir de nuestro terruño.

¿Estudias en estos momentos?

SN: Hace dos años fui expulsada de la universidad. Me encontraba
cursando el tercer año de la licenciatura en Derecho, en una de las
sedes universitarias que el Ministerio de Educación Superior habilitó en
los municipios, cuando fui expulsada por haber pasado un curso de
capacitación de periodismo en la Oficina de Intereses de Estados Unidos,
auspiciado por la Universidad Internacional de la Florida.

Han pasado ocho años de la Primavera Negra, ¿cómo recuerdas aquel 18 de
marzo en tu padre fue detenido?

SN: Rememorar es muy triste, porque hay cosas que no se logran olvidar.
Recuerdo que mi papá venía de una reunión en La Habana cuando fue
interceptado en la carretera Central, a unos metros de la casa. Luego
tuvo lugar el registro, que se extendió hasta altas horas de la noche.
Fueron momentos en que nos quedamos "en blanco". Mi madre y yo sentimos
un desamparo grandísimo, pero luego eso se revirtió.

¿Qué sentiste la primera vez que fuiste a verlo a la prisión en Guantánamo?

SN: Fue un viaje difícil, de muchas dificultades, porque lo único que
llegaba a la prisión en aquel entonces, en 2003, era el tren. Pasamos
muchas vicisitudes en ese primer viaje. Lo difícil no fue el primer
encuentro, sino cuando concluyeron las dos horas de visita: dejarlo ahí,
en una prisión lejana, con visitas cada tres meses y visitas conyugales
cada cinco. Los siete prisioneros del Grupo de los 75 que estaban en
Guantánamo fueron llevados a celdas de aislamiento en condiciones
terribles. Fue algo muy duro, pero que logramos vencer gracias al apoyo
de los amigos y la familia.

¿Qué te hizo escribir y hacer pública la carta a Fidel Castro en
septiembre de 2004, donde, a partir del libro La prisión fecunda,
comparas las condiciones descritas por el propio Castro en la cárcel de
Isla de Pinos y las que sufrían los hombres del Grupo de los 75?

SN: Era un gran anhelo mío conseguir ese libro, donde relataba todas la
vivencias, todo lo que tuvieron que sufrir y padecer en aquel entonces
los asaltantes al cuartel Moncada. Ese tema de las prisiones es muy
sensible para mí, porque cuando yo tenía 6 años mi padre fue llevado a
prisión. En 2003, afortunadamente, un gran amigo me lo prestó.

Pude ver materializado ese sueño de enviarle la carta al entonces
mandatario de Cuba, el señor Fidel Castro, el hombre que había
orquestado la detención, las condenas injustas y ese traslado despiadado
a lugares tan distantes de sus provincias. Y hacerle esa comparación a
un dictador que era un ideal para muchas personas en el mundo. Pero la
respuesta fue el silencio, que a veces trasluce un poco más de atropello.

¿Mantienes esas denuncias y peticiones que hacías a Castro en esa carta?

SN: Esas exigencias continúan en pie, porque las condiciones dentro de
las prisiones cubanas son sumamente difíciles para todos, pero
especialmente para los que deciden enfrentarse abiertamente al régimen.
Aquella gran vida que Fulgencio Batista les puso a los asaltantes del
Moncada, ni por un minuto pudieron tenerla los de los 75. El presidio
político ahora dentro de Cuba no es comparable con el del año 1959, con
la vida que llevaron en aquel entonces los asaltantes del Moncada.

http://www.cubaencuentro.com/entrevistas/articulos/cuba-necesita-respirar-aires-de-libertad-268586

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