Saturday, June 25, 2011

Un recuerdo torturante

Un recuerdo torturante

Un grupo de expresos políticos cubanos de la Primavera Negra se
reunieron en la sede de los Municipios de Cuba en el Exilio en Miami,
para rememorar las torturas a que fueron sometidos durante su
encarcelamiento.

Manuel Vazquez Portal / martinoticias.com 24 de junio de 2011

Padecer una dictadura es ya una tortura, pensé mientras mis amigos del
Grupo de los 75 recordaban sus penurias en las cárceles cubanas. No
poder elegir mutila al ser humano. Y las dictaduras cercenan los
derechos que son los órganos más sensibles de la vida.

El acto había sido preparado en Miami por los Municipios de Cuba en el
exilio, para honrar a las víctimas por el Día Internacional contra la
Tortura.

Jorge Luis García Tanquero, de voz afligida y recuerdos dolorosos, contó
sobre la alimentación deficiente y el agua contaminada que les obligaban
a consumir en las prisiones, Edel José García, quien aún se aterra ante
los horrores del presidio, relató sus padecimientos de salud sin una
atención médica adecuada, Carmelo Díaz rememoró los insomnios sobre una
tosca litera plagada de insectos.

Resonó también la voz de Antonio Díaz Sánchez para narrar su impotencia
frente a una horda de policías que revolcaba su casa y husmeaba en las
habitaciones de sus hijas menores de edad sin el más mínimo pudor, cómo
se lo llevaron esposado y cómo lo expusieron a largos interrogatorios
bajo las punzadas de un acondicionador de aire en su temperatura mínima.

Ariel Sigler Amaya, quien fuera liberado sobre el sordo rumor de una
silla de ruedas, afirmó que la parálisis temporal de sus piernas y la
desnutrición que arruinó su aparato gástrico fue una tortura a largo plazo.

Yo los escuchaba y volvía a sentir el escozor de los insectos en mi
piel, volvía a escuchar los alaridos de mi yeyuno hambriento, volvía a
presenciar los ojos tristes de nuestros hijos despidiéndose al término
de unas brevísimas visitas que no se repetirían hasta tres meses
después, volvía a sentir el pavor que me invadía cuando nuestras esposas
–vestidas de blanco- desafiaban a las fuerzas represivas cubanas en sus
marchas por La Habana.

Me invadieron la memoria escenas grotescas en las que Próspero Gainza se
cosía los labios para, desde un inhóspito calabozo de la penitenciaría
de Boniato, pelear por su derecho de expresión; en las que Normando
Hernández se deshidrataba de vómitos y diarreas sin que un médico
viniera a por su alivio; en las que Antonio Villarreal dibujaba en la
pared de su celda un Cristo enorme que lo protegiera y acompañara en la
locura que ya enredaba sus pensamientos; en las que Juan Carlos Herrera
se decoloraba bajo los efectos del vitiligo y un ardor infernal le
infectaba la zona inguinal.

Los escuchaba y pensé que aunque las dictaduras modernas intentan no
dejar huellas de sus torturas, las cicatrices que graban sobre la
familia, el tiempo robado y el alma son indelebles y más dolorosas que
la maceración de un testículo o el desgarramiento de una uña, porque
mutilan el derecho de pensar diferente y de soñar con una vida en libertad.

Tag: Represion, Tortura

http://www.martinoticias.com/noticias/cuba/Un-recuerdo-torturante-124510619.html

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