[24-02-2012]
Joisy García Martínez
Bloguero y escritor
(www.miscelaneasdecuba.net).- . "Honor a quien honor merece"
José Martí.
Algunos le llaman el ajo, otros sencillamente, viejo Alfredo.
Si alguien ha despertado la admiración en tantos, es ese gladiador de
más de 80 años, al cual un día sus padres decidieron bautizarle con el
nombre de Alfredo Guilleuma Rodríguez, y que ha levantado su voz por
varios años para luchar por sus ideales de justicia social,
enfrentándose a pesar de la represión a pasadas y presentes dictaduras.
Calificado, por los que intentan acallar su voz e incondicional apoyo a
la democracia cubana, como un viejo peligroso, rebelde y
contrarrevolucionario, asegura que: "mientras tenga salud y fuerza
seguiré defendiendo y protegiendo a mis hijas, esas valientes miembros
del Movimiento Damas de Blanco Laura Poyán".
Hace pocos días coincidimos en un encuentro de Estado de SATS, momento
en el cual, una de las sillas en la que él se encontraba sentado, se
venía lentamente abajo. No pudimos creer los presentes, con qué rapidez
Alfredo, de más de 80 años se incorporaba, fue después de ese instante
que pudimos intercambiar, en un pequeño dialogo impresiones sobre
algunos temas. A mi pregunta sobre lo que creía él, que había pasado con
el fallecimiento de Laura, urgentemente y sin pensarlo me respondió
"basado en mi experiencia, no lo dudes mi hijo, el caballo la mato"
Según cuenta Guilleuma Rodríguez, antes de 1959 y posteriormente a la
llegada al poder de los hermanos Castro, perteneció al Directorio
Revolucionario 13 de marzo, al Movimiento Triple A del Partido Autentico
y más tarde en su romance libertario se enroló en el Movimiento violento
26 de Julio, grupo por el cual, casi pierde la vida en varias ocasiones.
Según, continúa ilustrándome el super-abuelo, por un contratiempo
inesperado no llegó a participar en el asalto al Palacio Presidencial el
13 de marzo de 1957, pues, "por un pelo no pude participar en la fuga de
la prisión en que murió Lavandero, por un pelo".
Encargado de la crianza y educación de su nieto, el ajo, como
cariñosamente lo apodan algunos amigos, por colaborar en todas las
actividades que su pobre economía le permite, a alcanzado admiración y
simpatía, y cómo el mismo asegura: "un día algún parque en la capital
llevara mi nombre, pues moriré luchando por lo que entiendo correcto y
es mi deber, en la extrema pobreza pero, fiel a mis ideales. Es por ello
que constantemente me amenazan con una nueva visita a prisión, por
defender los derechos civiles en Cuba, no tengas duda, los tiranos temen
a esas actitudes" asevera además, que las autoridades cubanas han
utilizado violencia desmedida sobre él y en ocasiones le han fracturado
costillas, cualidades que sin lugar a dudas, lo convierten en un abuelo
valiente, admirado y muy querido.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35243
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