La Seguridad del Estado secuestra y amenaza al corresponsal de DDC en
Las Tunas
DDC
Madrid 19-02-2011 - 7:12 pm.
Le colocaron una capucha para que no supiera dónde estaba. Un oficial
dijo a Alberto Méndez Castelló que su expediente pasa de fase
investigativa a preparatoria, para que sea encausado.
Tres agentes de la Seguridad del Estado detuvieron este viernes por la
mañana al corresponsal de DIARIO DE CUBA en Las Tunas, Alberto Méndez
Castelló, lo subieron a una furgoneta sin ventanas y lo trasladaron a un
sitio desconocido, donde un oficial lo amenazó con enviarlo a la cárcel
bajo la Ley 88, popularmente conocida como "Ley Mordaza".
"Me encontraba en mi campo, desyerbando, cuando llegaron tres sujetos
desconocidos y se identificaron como de la Seguridad del Estado",
denunció Méndez Castelló. "Yo hacía tres días que me encontraba
trabajando allí, en una casa de campaña. Lo registraron todo sin más
legalidad que la de sus voces. También lo ocuparon todo, machete,
guadaña, ropa, tienda, caldero, en fin, lo que un campesino suele tener
en esa circunstancia de trabajo, alejado de su hogar", añadió.
"Previamente, habían ocupado el móvil, un radio portátil y la cámara
fotográfica".
Méndez Castelló, de 53 años, dijo que los agentes se identificaron como
"Gómez" y "Martí", y le obligaron a subirse a la furgoneta completamente
cerrada, a "la que le ocultaron la matrícula".
"El 'secuestro' estaba dirigido por un tal Modesto, que llamó en más de
tres ocasiones al móvil del jefe del grupo mientras nos encontrábamos en
mi campo, para informarse de los progresos del operativo", dijo el
corresponsal de DIARIO DE CUBA. "Modesto Fernández es teniente coronel,
jefe de Enfrentamiento a los Delitos Contra la Seguridad del Estado en
Las Tunas", indicó.
Según Méndez Castelló, luego de viajar durante más de una hora, la
furgoneta dejó la carretera y rodó entre 10 y 15 minutos por un camino.
"Al llegar al destino, me colocaron una capucha privándome de toda
visión, mientras dos sujetos me conducían aguantándome por los brazos".
"Caminamos por un salón largo y me introdujeron en una habitación
climatizada, que creí sería un cuarto de interrogatorio. Pero no, me
sentaron en una silla y me quitaron la capucha", dijo el corresponsal.
"Me encontraba en una habitación de 7 metros de largo por 4,50 de ancho,
según calculé por las losas del piso. Una habitación sobriamente lujosa,
con amplia cama matrimonial, mesa, cuatro sillas, butacón, tres closets,
televisor, video, equipo de música y un suntuoso cuarto de baño,
cortinaje y todo armoniosamente amarillo".
Méndez Castelló dijo que sus captores se retiraron y le dejaron con un
oficial que se presentó como "instructor a cargo" de su caso y afirmó
ser abogado. "Le pregunté su nombre y me dijo que no podía dármelo. En
tinta azul, en un ejemplar del Código Penal que tenía, se leía 'Maikel'
y quizá 'Verdecia'. No pude precisarlo porque volteó el libro".
"Con palabras soeces, a gritos, descompuesto, me dijo que me iba a
encarcelar, procesándome por la Ley 88 y por usurpación de cargo
público. Que por testigo tenía nada menos que a Jorge Cuevas, primer
secretario del PCC en Holguín, a quien, cuando actuaba con igual cargo
en Las Tunas, yo había entrevistado en la Feria del Libro, según él
haciéndome pasar por periodista independiente", recordó Méndez Castelló.
La Ley 88, "de protección de la independencia nacional y la economía de
Cuba", fue la utilizada por el gobierno en la primavera de 2003 para
enviar a la cárcel con largas condenas a los disidentes del Grupo de los 75.
"No riposté, sencillamente le miré a los ojos hasta que cesó su diatriba
y salió. Regresó poco después con pollo, salchichas, plátanos fritos y
arroz. 'Coma', dijo, transformado de inquisidor en mesero", relató el
corresponsal. "'No, gracias, ¿puedo acostarme?', respondí. 'Sí,
acuéstese', me dijo. La cama tenía un estupendo colchón y dormí, agotado
por mi faena campestre".
De acuerdo con Méndez Castelló, pasadas las tres de la tarde, se
presentó el instructor con los tres agentes que le detuvieron. "Otra vez
me colocaron la capucha para sacarme de aquella mansión y llevarme a la
furgoneta para hacer el camino de regreso".
"Este sería un secuestro risible si ya en 2009 el teniente coronel
Modesto, en presencia del coronel Ávila Marrero, delegado del Ministerio
del Interior en Las Tunas, no me hubiese amenazado de muerte, ideando
encerrarme con los asesinos capturados por mí cuando fungía como oficial
principal de homicidios de esta provincia", advirtió Méndez Castelló.
"Todo eso está grabado, ellos lo saben, y la grabación la tengo fuera de
Cuba en un lugar seguro", dijo.
"De ahí a que estando encapuchado le den a uno un tiro detrás de la
oreja, va poco. No sólo mi libertad sino también mi vida están en
peligro por reportar el acontecer en Cuba, y me pregunto cómo es que
Fidel Castro cuestiona que el mundo no actúe como una familia si, en
Cuba, bajo su gobierno y el de su hermano, los agentes de la policía
política secuestran y amenazan como mafiosos", agregó.
El corresponsal dijo que de su detención los agentes ni siquiera
levantaron un acta, "ningún documento".
Sólo medió "una capucha para luego dejarme abandonado en la carretera,
pasadas las cuatro de la tarde, a más de 40 kilómetros de mi casa, con
mis bártulos de campesino y mi cámara de fotos chorreando agua, como si
la hubieran introducido en una alberca".
"Si Fidel Castro quiere un mundo fraternal, que comience por Cuba", dijo
Méndez Castelló. "Por mi parte, no albergo odios ni contra el inquisidor
que oculta su nombre ni contra quienes toman los apellidos de Gómez y
Martí para encapuchar a un ciudadano secuestrado en su campo de
labranza", concluyó.
Alberto Méndez Castelló suele criticar en sus artículos las dificultades
y el abandono que viven los habitantes de las zonas rurales del oriente
de la Isla.
Además, en sus trabajos para DIARIO DE CUBA ha denunciado la muerte de
un preso en extrañas circunstancias en la cárcel de Las Tunas; los
privilegios que disfrutan los dirigentes del régimen para cazar en zonas
vedadas de la Isla, y ha descrito la vigilancia que impone la Seguridad
del Estado a la peregrinación de la imagen de la Virgen de la Caridad y
sus seguidores por Cuba.
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