Wednesday, December 14, 2011

La política cubana hacia su emigración

Ciudadanía, Emigración

La política cubana hacia su emigración

Una maquinaria perfecta para producir "enemigos", desterrados y rehenes

Marlene Azor Hernández, México DF | 14/12/2011

La trayectoria de la política cubana con relación a su emigración puede
calificarse de "beligerante y hostil" entendiendo por estos términos, el
enfoque y los procedimientos que se han utilizado en el tratamiento y la
ausencia de derechos de los que emigran desde Cuba hacia cualquier país.

Hoy, la política del Gobierno cubano hacia la emigración viola 16 de los
30 artículos constitutivos de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Estos artículos legitiman los siguientes derechos: libertad de movilidad
interna y externa, respeto a la libertad de pensamiento y expresión de
las opiniones políticas, respeto a la dignidad personal sin ser objeto
de maltratos o de calificativos injuriosos, el derecho a acudir a un
tribunal nacional competente para pedir justicia frente a las
arbitrariedades contra sus derechos ciudadanos, el derecho a no ser
discriminado por razones políticas o de origen nacional, los derechos
económicos, políticos, sociales y culturales para sus nacionales, el
respeto a la personalidad jurídica de cada persona, el derecho a no ser
desterrado arbitrariamente, el derecho a cambiar la ciudadanía, el
derecho a no ser privado arbitrariamente de su propiedad.

El Gobierno cubano ha sostenido una serie de encuentros con los
emigrados: el primero en 1978 que trascendió como "el Diálogo", luego se
produjeron los encuentros de la "Nación y la emigración" en el 1994,
1995, 2004, 2010.

En el último de estos encuentros, el canciller cubano Bruno Padilla
destacó, que Cuba mantiene invariable e irreversible su voluntad de
normalizar sus relaciones con la migración "aunque el bloqueo económico,
comercial y financiero se interpone entre nosotros". Luego existe un
condicionamiento al mejoramiento de las relaciones entre Cuba y su
emigración, y es el mejoramiento de las relaciones entre los dos Gobiernos.

Los emigrados que concurren a estos encuentros de la "Nación y la
emigración" son seleccionados por el Gobierno cubano, y las agendas de
discusión son elaboradas unilateralmente también por el Gobierno cubano.
De esta manera, los emigrados son obligados a convertirse en voceros de
la política exterior de éste sin obtener en contrapartida ningún derecho
sustancial a cambio, sino pequeñas facilidades burocráticas.

A causa del diferendo entre los Gobiernos de EEUU y Cuba, que data desde
finales del siglo XIX y que se vuelve más beligerante a partir de 1959,
el Gobierno cubano ha dado un trato a sus emigrantes, como si fueran
representantes de una nación "enemiga" o dicho de otro modo, su política
de confrontación hacia los Estados Unidos se ha trasladado al trato que
ofrece a sus emigrantes no importa el país de residencia que sea escogido.

En la Constitución de la República solo está contenido de manera
explícita el no reconocimiento de la doble ciudadanía, es decir, la
adquisición de una nueva ciudadanía implica la pérdida de la ciudadanía
cubana. Salvo este aspecto, que se aplica con mayor o menor flexibilidad
a los que residen en Cuba, el resto de la política cubana hacia su
emigración se aplica por disposiciones jurídicas no públicas y
discrecionales, permitiendo entrar o salir del país a los ciudadanos
cubanos en dependencia de criterios no públicos, arbitrarios, y sin la
posibilidad de recurrir a ningún tribunal nacional a reclamar las
violaciones a sus derechos ciudadanos.

Ciudadanía obligatoria

Desde enero de 1971 se exige a los cubanos residentes en el exterior
visitar su país con pasaporte cubano, independientemente de si el
emigrado ya tiene otra ciudadanía. Pasaporte que debe solicitar en los
consulados cubanos en el exterior a un alto precio, con la exigencia de
prórroga cada dos años pago mediante y que tiene vigencia por un período
de seis años. Además, debe solicitar "la habilitación" del permiso de
entrada. Esto obliga a mantener una "ciudadanía" cubana que no otorga
más derecho que el de visitar su país.

Sin derechos económicos

Una vez que el emigrado reside en otro país —y no ha logrado obtener un
permiso de residencia en el exterior, también otorgado de manera
discrecional—, sus bienes en Cuba son confiscados. Desde los 90, con la
apertura a la inversión extranjera, los cubanos emigrados no pueden
invertir en su país de origen, son discriminados frente a otros
inversores extranjeros.

Sin derechos sociales

Desde el año 2008, el emigrado debe pagar un seguro médico por los días
que se encuentre de visita en el país.

Sin derechos políticos ni civiles

El emigrado no puede ejercer el derecho al voto, ni postularse como
representante a ningún cargo político en el país. Pero además los
emigrados son considerados "traidores", "desertores" o "enemigos" por
residir fuera del país y no tienen derecho a regresar a residir en Cuba.
Aunque el discurso oficial sobre la diáspora cubana se haya atenuado y
desde los años 80 a los emigrados se los reconoce como "la comunidad
cubana en el exterior", la política de entrada al país sigue aplicándose
de manera discrecional y casi siempre por razones de opiniones
políticas. Si el emigrado ha tenido pronunciamientos públicos críticos
sobre el Gobierno, puede llegar al aeropuerto en La Habana y que se le
prohíba su entrada sin explicación. Tampoco en este caso existe ninguna
instancia legal a la que acudir.

Una maquinaria perfecta para producir "enemigos", desterrados y rehenes

La pérdida de derechos de todo tipo del emigrante cubano, así como la
aplicación de una política discrecional sobre las entradas y las salidas
de los nacionales cubanos, permite afirmar que la política cubana
respecto a su emigración es la de producir el destierro de sus
emigrantes y a la vez reducirlos a una condición de rehenes de una
política discrecional y no pública.

Desde el 1 de agosto el Presidente Raúl Castro anunció una revisión de
la política migratoria. Termina el año y no vemos aparecer las nuevas
disposiciones migratorias o una nueva ley a pesar de la importancia de
las remesas familiares para la economía nacional, segundo renglón
económico de ingresos al país. La lentitud y la torpeza propias de la
élite política cubana, en este como en otros ámbitos, sugieren la imagen
permanente del viejo "elefante dentro de una cristalería".

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-politica-cubana-hacia-su-emigracion-271572

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