Publicado el Miércoles, 25 Abril 2012 03:13
Por Wilfredo Cancio Isla
Judith Gross habla con serenidad y firmeza, pero sus palabras no pueden
ocultar el reclamo desesperado de una mujer que busca afanosamente el
reencuentro con su esposo, el contratista Alan P. Gross, condenado en
Cuba a 15 años de prisión.
Conversé con ella un día después de que el gobierno cubano desoyera, sin
miramientos, sin la más mínima deferencia, la petición de Alan Gross
para reunirse con su madre Evelyn Gross, quien este domingo arribó a los
90 años en medio de una tenaz batalla contra un cáncer de pulmón
inoperable. La familia Gross aguardaba desde hacía semanas por una
concesión humanitaria del gobernante Raúl Castro que permitiera a Alan
una visita a su madre entristecida por la enfermedad y la ausencia del hijo.
Habia un antecedente significativo para pensar en un gesto de
reciprocidad. El espía convicto René González, en libertad condicional
en el sur de la Florida, había recibido un permiso judicial para viajar
a la isla, donde su hermano agoniza afectado por un cáncer de pulmón y
cerebro. Pero las esperanzas de la acción recíproca se desvanecieron el
fin de semana. Ni siquiera hubo una negativa oficial. Solo prevalecieron
el silencio y la incertidumbre.
Un reclamo desgarrador
El viernes, Alan Gross dijo telefónicamente al mundo desde su celda en
el Hospital Militar "Carlos J. Finlay" que prefería irse al infierno que
continuar preso en Cuba. De ese desconcierto familiar que se prolonga ya
por casi tres años, del dolor de una esposa y de su voluntad de
mantenerse luchando hasta el retorno del ser amado a casa, trata esta
conversación con CaféFuerte.
¿Cómo usted se siente con el silencio del gobierno cubano ante la
petición de Alan para visitar a su madre enferma en Texas?
Estoy muy decepcionada. Tenía esperanzas en que había suficientes
razones humanitarias para que el gobierno cubano le otorgara a Alan una
visita recíproca, a cambio de la que se le concedió a René González.
Estoy decepcionada y, tengo que admitirlo, también enojada.
¿Cuál es la situación médica de Evelyn Gross, la madre de Alan? ¿La ha
visitado usted recientemente?
La visité un mes antes de su cumpleaños [22 de abril]. Ella trata de
mantenerse como la mujer fuerte que es, pero está muy deprimida,
emocional y físicamente. No puede ir muy lejos de su casa, se encuentra
muy enferma y débil debido a la quimioterapia.
¿Cuándo fue la última vez que usted habló con Alan?
El pasado viernes, antes de su conversación con la periodista Andrea
Mitchell, de MSNBC. Le está yendo muy mal, está desesperanzado, algo que
no es propio de él. Se percibe en su voz, que suena muy monótona y
depresiva, y está comenzando a temer que nunca pueda salir de allí.
Muy adolorido
El gobierno cubano y algunas personas que lo han visitado recientemente
en la cárcel dicen que él se encuentra bien de salud. ¿Cuál es en
realidad su situación médica?
El está con dolor constante, tiene artritis severa en la cadera. El
acostumbraba a hacer largas caminatas, pero no puede ahora, y esto
quizás suene horrible, pero él dice que puede oír ahora un chasquido de
la cadera cuando camina. Ya sabes, estamos muy preocupados por eso, muy
preocupados. Y sigue bajando de peso, también.
¿Ha intentado él hacer alguna huelga de hambre?
No. No que yo sepa.
¿Cuál ha sido el momento más difícil para usted desde que Alan fue
arrestado en Cuba el 3 de diciembre del 2009?
Momentos difíciles… Probablemente han sido más de uno. Cada vez que uno
piensa que tenemos una buena oportunidad para traerlo de vuelta a casa,
terminamos decepcionados, y eso duele mucho. Esta vez fue lo de René
González, me dejé llevar por las esperanzas, y la decepción que me llevé
pudo ser tal vez uno de los momentos más difíciles. Es muy duro hablar
ahora con él por teléfono, porque suena terrible, no sé cómo levantarle
el ánimo.
La renuencia de Raúl Castro
¿A qué atribuye esta renuencia del gobierno cubano a liberar a su
esposo, ni siquiera a concederle un permiso para una visita humanitaria?
Me gustaría saberlo, no entiendo la postura del gobierno cubano y no
tengo ni idea de por qué no se decidiría a hacerlo.
Muchas personas, políticos, líderes religiosos y ciudadanos comunes, han
levantado la voz para pedirle un gesto al gobierno cubano. Entre esas
personas estuvo recientemente la propia hermana de Raúl Y Fidel Castro,
Juanita Castro, exiliada en Miami. ¿Cómo lo recibió usted?
Fue un gesto grandioso. Quiero hacerle llegar a ella mi más profundo
agradecimiento.
¿Cuál será su próximo paso en la batalla por liberar a Alan Gross?
El siguiente paso: vamos a continuar con lo que estamos haciendo,
tratando de hablar con el gobierno cubano, pero ahora tenemos que
sentarnos y considerar realmente algunas ideas nuevas. Porque yo pensé y
todos pensábamos que Alan iba a volver a casa para visitar a su madre,
pero ahora tenemos que planear nuestro siguiente paso. Las vigilias
continuarán todos los lunes frente a la Sección de Intereses de Cuba en
Washington.
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