Cuba no quiere 'perestroikas' con virus de 'glasnost'
FELIPE SAHAGÚN Actualizado: 19/12/2014 03:22 horas
Con el acuerdo del miércoles, Obama y los Castro abren la mejor vía para
acabar con uno de los conflictos más graves de la guerra fría que
seguían abiertos, el más importante, sin duda, en América Latina. Quedan
pendientes tres de los cuatro más graves de Asia: entre las dos Coreas,
entre las dos Chinas y entre India y Pakistán. El cuarto fue Vietnam,
hace tiempo superado.
La mayor parte de los cubanos recibió la noticia con tanta alegría y
esperanza como los alemanes recibieron la caída del muro de Berlín,
aunque nada tengan que ver los contendientes y los intereses en juego.
El núcleo duro del exilio en Miami y de la disidencia interior se
dividió entre los que acusan a Obama de traidor y quienes, ante el
lentísimo y escaso recorrido de las reformas económicas y políticas
prometidas por Raúl Castro (algunas cooperativas, más vendedores
callejeros, libertad de viajar para la minoría que puede pagarse un
billete de avión, etcétera), desconfían.
Es inevitable un pulso difícil y prolongado en el Capitolio entre el
Ejecutivo y la nueva mayoría republicana para rentabilizar la
normalización de relaciones en las presidenciales de 2016, sobre todo en
Florida, máxime si se confirma la candidatura republicana de Jeb Bush,
ex gobernador del estado que habla español con fluidez.
Desde el nombramiento del nuevo embajador hasta los presupuestos para la
sede diplomática en la Habana, pasando por la lista de estados
terroristas y el futuro de la base de Guantánamo, tenemos por delante
una durísima carrera de obstáculos.
Las nuevas generaciones de cubano-estadounidenses están a favor, pero
los dinosaurios de Miami cobrarán caro cada paso legal hasta el
levantamiento completo del embargo y el gran pacto imprescindible sobre
reclamaciones, sobre todo si no hay avances dentro Cuba en el ámbito de
las libertades.
El texto del embargo, impuesto en octubre de 1960, con carácter de ley
desde 1992 y reforzado por la ley Helms-Burtton de 1996, condiciona su
levantamiento a la democratización.
Siguen abiertos miles de procesos jurídicos en EEUU por la incautación
forzada de propiedades por el régimen castrista. Los que afectaban a
españoles los resolvió Felipe González en 1986 con unos 80 millones de
dólares en forma de azúcar cubana sobrevalorada políticamente.
Las reclamaciones en EEUU se elevan a miles de millones y la solución
pasa por el olvido, a cambio de que Cuba renuncie a su reclamación de
más de un billón de dólares por los daños causados por el embargo.
Eso tardará en llegar tras una mejora gradual y muy controlada de los
intercambios y de las inversiones. El régimen cubano no quiere
avalanchas que desencadenen 'perestroikas' con venenosos virus de
'glasnost' ocultos en sus vientres. Prefieren apertura a la china. Otra
cosa es que, dada la abismal diferencia entre las partes, puedan
controlarla una vez se habrán los diques del pantano. Mientras vivan
Fidel y Raúl, tal vez lo logren. Después todo será más difícil.
La maduración de los contactos bilaterales, con ayuda de Canadá, el
Vaticano y otros amigos, para intercambiar presos -el empresario
estadounidense Alan Gross por los tres agentes cubanos que seguían en
cárceles estadounidenses desde los 90- era una oportunidad y se ha
aprovechado.
Los contactos directos e indirectos con motivo de los funerales de
Mandela, del despliegue de fuerzas contra el ébola en África y de las
negociaciones entre las FARC y el Gobierno colombiano en la Habana
ayudaron a preparar el terreno.
Washington es consciente de que, sin el eficaz y callado trabajo
diplomático cubano, las negociaciones de paz de Colombia no habrían
llegado tan lejos. No es casualidad que las FARC anunciasen anteayer
mismo una interrupción unilateral e indefinida de sus ataques o atentados.
Las 300.000 visitas anuales de exiliados en EEUU y familiares, los 3.000
millones de dólares que representan cada año las remesas que envían a
Cuba y el hecho de que, a pesar del embargo, EEUU son ya uno de los
principales socios comerciales y el segundo exportador de productos
agrícolas a Cuba despejaron el camino.
La normalización con Cuba (como la normalización con Irán) estaba ya en
el primer programa electoral de Obama. Como tantos otros, habían
avanzado muy poco. La victoria republicana en noviembre y la necesidad
urgente, a dos años de su retirada, sin tener ya que rendir cuentas en
las urnas, del presidente estadounidense de éxitos políticos que
abrillanten su frágil legado hicieron el resto.
Para Cuba, el desplome del precio del petróleo y los problemas creciente
de Venezuela ponen en peligro el viejo pacto de Chávez con La Habana y
la mano tendida de Obama era la gran ocasión, puede que la última en
años si no la aprovechaban, para evitar otra crisis igual o peor que la
que sufrieron tras la desaparición de la URSS. La pregunta de los cien
millones es si lo conseguirán sin renunciar al monopolio del partido
comunista.
Source: Cuba no quiere 'perestroikas' con virus de 'glasnost' |
internacional | EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/internacional/2014/12/19/54931bf922601d07528b4572.html
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