A los negros nos dejaron la calle
Gracias al racismo, los negros cubanos no han dejado de ejercer los
trabajos más duros y violentos. Son los indocumentados de la historia de
Cuba
jueves, julio 31, 2014 | Juan Antonio Madrazo Luna
LA HABANA, Cuba. –Mi vecina, una mulata que todos los días intenta pasar
por blanca, no deja de recordarle a Secundino, de una familia negra a la
que llaman Los muchos, que “gracias a la Revolución” , ellos son personas.
Tatiana descendiente de haitianos –según ella– aclara “Con los negros la
vida es más sabrosa, pero con los blancos es más fácil. El negro cubano
no deja de aguantar el palo, el blanco cuando la cosa se le pone dura
coge y se larga.”
Katia, rubia de 24 años, afirma que: “Los cubanos somos racistas, me
dicen blanca sucia, puerca, petrolera porque me gusta “la pinta”, mis
mejores amigos son niches. Para mi familia, soy la oveja negra, la única
de las hembras que manchó el expediente, porque tuve hijos prietos”.
Testimonios como estos indican que el racismo vive en Cuba entre el
grito y el silencio.
La Revolución que tanto defendieran los poetas cubanos Nicolás Guillen y
Marcelino Arozarena y el haitiano René Depestre, desde una “poesía sin
color”, desactivó la lucha frontal contra el racismo en nombre de
preservar la “unidad nacional”.
Denunciar el racismo se castiga. Bajo el rótulo de preservar la ficticia
unidad, la inquisición revolucionaria continúa aplazando la discusión de
la problemática racial. El discurso político no deja de ser una fe
cínica, exportable en las voces de poetas leales como Nancy Morejón y
Miguel Barnet, del economista Esteban Morales, de los periodistas
Serafín Quiñones y Pedro de la Hoz.
Quienes defienden la idea de que el tema racial es una problemática que
amenaza la seguridad nacional, no mencionan la ausencia de
empoderamiento de negros y mestizos en la economía emergente.
Julián Cabrera, trabajador por cuenta propia, nos comenta: “A negros y
mestizos la bolsa de trabajo se nos hace difícil. De nada vale que
muchos seamos profesionales, hayamos ido a la universidad, seamos
militantes del Partido. Somos confiables para vigilar, para reprimir,
para agitar a las masas. Cuentan con nosotros para reuniones del Partido
o del sindicato, pero para participar de la riqueza, de eso nada, a los
negros le dejaron la calle”.
Tras el impulso del trabajo por cuenta propia las criadas de La Habana
han regresado con fuerza a las mansiones de las élites revolucionarias y
los nuevos ricos, y la mayoría suelen ser mujeres negras. La labor de
carretillero, zapatero remendón, sereno, portero, reparador de fosas
sépticas, recolector de materias primas, cuidador de baños públicos, son
reservados para los negros, sin contar los oficios de proxenetas,
pingueros o mendigos.
Gracias al racismo, los negros cubanos no han dejado de ejercer los
trabajos más duros y violentos, han sido los pasajeros indocumentados de
la historia de Cuba. Sus vidas continúan siendo una marcha forzada.
Source: A los negros nos dejaron la calle | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/a-los-negros-nos-dejaron-la-calle/
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