Thursday, September 6, 2012

La Computadora

La Computadora
Miércoles, 05 de Septiembre de 2012 00:33
Escrito por Jorge Luis González Suárez

Cuba Actualidad, La Habana, Plaza (PD) Una computadora es un artefacto
que posee memoria, la que a muchos les falta. Hace cientos de trabajos,
se puede jugar con ella, oír música, ver videos y fotografías. Casi todo
lo que a usted le dé su real gana. Es uno de los más grandes inventos
tecnológicos del mundo desarrollado. Bill Gates fue un gran innovador.

Debía haber sido Dora, aquella que computa. Es una injusticia. Recibe
también el nombre de ordenador, pues pone las cosas en su lugar. Es
necesario que usted sea ordenado y la oriente con corrección, de lo
contrario logrará una confusión extraordinaria.

El antecedente inicial fue la máquina de escribir. La palabra en inglés
es typewriter. Aquellas mujeres que la operaban el vulgo las llamaba
tiperritas, corrupción fonética cubana del nombre en su idioma original.
Esto demuestra que ni Leonardo Sorzano Jorrín logró que muchos nativos
aprendieran la lengua de Shakespeare.

La primera que se construyó tenía el tamaño de un dinosaurio. Ya caben
dentro de una mesa pequeña. Las laptop van debajo del brazo. Si usted es
el dueño, puede darse bombo y platillo en su barrio. Es una gente
importante. Será calificado como un tipo de porcentaje.

El aprendizaje no resulta fácil, pero tampoco difícil. La metodología
popular dice que el conocimiento se adquiere "con horas- nalgas". Si
llega a convertirse en un gran especialista reducirá sus glúteos una
enormidad. La carrera universitaria recibe el nombre de Informática. La
forma en que queda su cuerpo por detrás después de terminarla, es infame
y su vista peor.

Este juguete ya se usa en cualquier centro laboral. La casa que se
clasifique como A debe tener una como mínimo. El tiempo que las personas
pasan con este cachivache es incontable. Su estudio no tiene límite de
edad. Si al hacerse adulto mayor comienza y adquiere el conocimiento, es
un genio: deben otorgarle el título a la perseverancia.

El precio de este aparato aquí en Cuba no resulta muy accesible. La
gente se las ingenia para comprarse alguna, aunque sea de uso. Los
aditamentos cuestan y todo es en divisa, esa moneda que no divisan
todos. Lograr reunir los "chavitos" y hacerse de una, equivale a
graduarse de maromero sin estudiar en Circuba.

Los programas son cada día más perfeccionados. Instalar el último de
ellos es muy importante. Pasará mayor trabajo para aprenderlo. Si logra
operarlo sin dificultad, hará maravillas. Puede usted introducirse como
si estuviera dentro de la pirámide de Keops, lograr escalar el Himalaya
sin subir un metro o cortar el Nudo Gordiano sin usar arma.

El mayor adelanto de todos se llama Internet. Eso que no posee el 95 %
de los cubanos. Ese sistema lo pone actualizado en general. Depende de
lo que usted quiera saber. Hoy las redes son tan amplias que representa
buscar una aguja en un pajar. Eso es lo más interesante que tiene. El
tiempo que pierde en la indagación es fabuloso.

Muchas personas solamente usan este artilugio como distracción. Se pasan
horas delante de su tareco para practicar con los juegos. Ya los
fabricantes los conocen. Se la venden con ellos adentro. Usted averigua
los que emplazaron sus amigos. Los copia. Después le brinda los suyos a
sus semejantes. Ambas partes se pasan su vida en comer catibia, pero se
distraen.

El siglo XX nos ha regalado un desarrollo impensable tiempo atrás. El
cacharrito de marras es de lo mejorcito. Puede usarla cualquiera. No
resulta obligado graduarse para manejarla. Nos acerca a la civilización.
Usted logra sentirse catedrático. Si demuestra manejarla bien, entrará
en la categoría de talentoso. No hará nada del otro mundo, pero dará
imagen de ser superior.

Demos gracias a las mentes fecundas por este avance. Si con él
alcanzamos conciencia, estamos en el buen camino. Que viva entonces esta
invención para estar al día con la realidad mundial.

Para Cuba actualidad: jorgelibrero2012@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/estampas/5107-la-computadora.html

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