Martes, Enero 3, 2012 | Por Jorge Hernandez Fonseca
BELEM, Brasil, enero, www.cubanet.org -El año 2012 se ha iniciado con un
signo diferente al resto de los 53 años anteriores del castrato: el
signo de la derrota ideológica de la "revolución socialista cubana". Si
durante el 2010 la oposición cubana "eliminó" lo que restaba del
socialismo fidelista (con el martirologio de Orlando Zapata Tamayo en
las cárceles de la dictadura, las marchas imparables de las Damas de
Blanco en toda la Habana y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas en
Santa Clara) ha sido el 2011 el año que "enterró" esa revolución en su
sepultura, a la espera sólo del máximo líder.
El balance de los dos últimos años ha sido amargo para el castrismo,
agotado ideológica y económicamente. Sin embargo hay que reconocer que
–económicamente– trata de re-inventarse a través de un capitalismo
estatal, primitivo y feroz –a imagen y semejanza de la "piñata" rusa
escenificada 'desde el partido'– para beneficiar la nomenclatura y sus
familiares.
Determinados sectores en el interior de la isla (como lo es una parte de
la alta jerarquía de la iglesia católica cubana) agotada por las
penurias de medio siglo de hambre y vicisitudes de todo tipo y género
(económica, social y sobre todo, moral y éticamente) estima que el
camino elegido por Raúl Castro y sus generales paliará buena parte del
sufrimiento del pueblo cubano y secretamente espera que estos "cambios"
parciales, sirvan de base –junto a la inevitable y próxima "definición
biológica"– para una sociedad más justa, también políticamente hablando.
La gran pregunta para los cubanos dignos de hoy, de dentro y fuera de la
isla, entonces sería: ¿es moralmente aceptable apoyar una dictadura
agonizante en sus finales, que después de destruir a la Nación Cubana
ética y materialmente –de haber fusilado casi 10 mil jóvenes cubanos y
encarcelado por largos años más de 250 mil de lo mejor de su juventud–
trata de imponer el mismo sistema económico, político y social por el
que aquella juventud cubana luchó medio siglo atrás y que Raúl implanta
ahora en la isla para beneficio de su familia?
La respuesta es claramente un ¡No! rotundo. No, porque la dictadura tomó
a la iglesia católica cubana como "tabla de salvación" para centrar en
ella lo que en realidad es mérito de la oposición dentro Cuba, y por lo
cual –como pago– le permitió una 'bocanada de oxígeno puro', como fue el
triunfal recorrido por toda Cuba de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.
No, a pesar de que sabemos la falta de escrúpulos de los personeros
dictatoriales, que no dudarán en imponer más hambre y miseria en la isla
en el caso de que sus planes feudales se vean frustrados por el esfuerzo
mancomunado del exilio y la oposición interna (ellos más que
capitalistas, son realmente pre-capitalistas,
"capos-generales-empresarios"). ¡Ladrones!
No, por la dignidad casi extinta en grandes sectores de la población de
la isla, enajenados a base de maltratos, vejaciones y "reflejos
condicionados", hermanos por lo que también hay que luchar porque la
Patria no es de uno o de otros, sino de todos los que se sientan cubanos.
No, porque a pesar de que hay una masa inerte y fácilmente maniobrable,
siempre habrá (y en Cuba ¡sí que los hay!) muchos hombres y mujeres de
temple, dignidad y capacidad de sacrificio suficiente para reclamar sus
derechos y terminar de una vez por todas la pesadilla castrista.
La discusión ahora ya no es si Raúl implanta "cambios" hacia el
capitalismo, o no. Ante lo que es una realidad evidente (Raúl y Fidel ya
reconocieron el fracaso del socialismo) lo que se impone ahora es
discutir cual debe ser la mejor manera de no dejar a los personeros del
castrato –aquellos que fusilaron y que todavía encarcelan y golpean
mujeres pacíficas– robarle a la oposición cubana el mérito de
reconstruir su País, su Nación y su Patria en libertad.
Capitalismo con dictadura castrista no difiere para nada del régimen de
Fulgencio Batista. Ambos son dictaduras políticas con regímenes
capitalistas en la economía. El Raúl-Batista de hoy, y sus generales,
Furry-Tabernilla, Machado-Machadato, Ventura-Carratalá –y un largo etc.,
con muchas más similitudes que diferencias– nos imponen en el 2012 la
reedición de la lucha contra la dictadura de Batista y sus generales
corruptos, renovada en el siglo XXI contra Raúl Castro y sus generales
–también corruptos– por todos los medios, como se hizo antes.
En realidad, con el triunfo de la "revolución cubana de 1959" se abrió
un paréntesis sangriento y destructivo de medio siglo contra la sufrida
Nación Cubana y sus mejores hijos, que ahora se cierra con la decisión
de Raúl de escamotearle a la oposición cubana –de dentro y fuera de la
isla– el triunfo del capitalismo de mercado contra el estatizante
socialismo comunista.
Los "revolucionarios cubanos" –verdaderos batistianos reciclados en
pleno 2012– pretenderán más adelante escamotear de la oposición la
prominencia de la democracia sobre la dictadura. Es de la oposición
realmente (y no de los generales de Raúl) la victoria contra la tiranía
castrista y de los hombres libres contra los opresores; el triunfo de
los valores de la civilización occidental contra el materialismo
descarnado, ateo y relativista –que intentó sepultar en Cuba los valores
morales sin poder conseguirlo del todo– valores que ahora renacen de
entre los escombros del castrato, alimentado por la sangre y el
sacrificio de los mejores hijos de la Nación Cubana.
El año 2012 será un marco. El marco que sepultará en Cuba
definitivamente la desidia dictatorial, la prepotencia tiránica y la
ignominia castrista contra lo mejor del pueblo cubano.
Artículos de este autor pueden ser consultados en
http://www.cubalibredigital.com
http://www.cubanet.org/opiniones/2012-la-inmoral-re-invencion-del-castrismo/
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