Saturday, July 13, 2013

Nuevas noticias viejas

Nuevas noticias viejas
RAÚL RIVERO | Madrid | 13 Jul 2013 - 10:37 am.

Raúl Castro reconoce ahora problemas denunciados desde hace más de 20
años por periodistas a los que han metido en la cárcel.

El Gobierno descubrió ahora, cuando iba a comenzar el verano, que el
socialismo es una calamidad de 111.111 kilómetros cuadrados, el tamaño
de Cuba. Lo hizo público como si hablara de un escenario ajeno que se
mira de frente por primera vez y se cuidó de ocultar que ha utilizado
todos los instrumentos de la represión para perseguir y encarcelar a los
hombres y mujeres del periodismo independiente que denuncian y describen
todos los días esa realidad a pesar de las mordazas y la policía.

El panorama, que es hoy el paisaje oficial admitido, lo dibujó el
general Raúl Castro en un discurso de 35 minutos en el que reconoció que
se percibe un acrecentado deterioro de valores morales y cívicos como la
honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la
sensibilidad ante los asuntos de los demás.

Castro lamentó que se haya pasado a ver con normalidad el robo al
Estado, la comercialización ilícita de bienes y servicios, el
incumplimiento de los horarios de trabajo, el hurto y sacrificio de
ganado, las talas forestales, los juegos prohibidos, la aceptación de
sobornos y prebendas y el asedio al turismo. Para el dirigente, lo único
que florece en Cuba es la música alta y la cría de cerdos en las
ciudades, la chabacanería y el maltrato, la destrucción de monumentos,
parques y jardines. "Hemos retrocedido en cultura y civismo ciudadanos",
afirmó.

El orador entró en detalles sobre el fraude escolar, el vestuario, el
vocabulario de los jóvenes y otros desastres sociales que, desde hace
más de veinte años, aparecen descritos en las piezas de los
comunicadores alternativos.

El asunto es que la dictadura suele aplicar la fuerza en los sectores
equivocados. Acosa y manda a prisión a quienes cuentan con
profesionalismo y honestidad las historias de la vida cotidiana. Allí
tienen que compartir celdas con los miles de cubanos que cumplen largas
condenas por matar una vaca y que van a los calabozos enviados por
quienes eliminaron la libertad de prensa y arruinaron la ganadería.

Allá están. Allá siguen y trabajan, solos, pobres y alertas, los
comunicadores que, como dice el veterano columnista Jorge Olivera, no
son muchos, pero son los que son. En una sociedad enferma por la
corrupción y la hipocresía nadie es más peligroso para el poder, ni
nadie es más necesario que un periodista libre.

Source: "Nuevas noticias viejas | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1373321518_4135.html

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