Thursday, April 5, 2012

Testimonio de un arresto arbitrario Ricardo Santiago Medina Salabarría

Testimonio de un arresto arbitrario Ricardo Santiago Medina Salabarría
[05-04-2012]
Santiago Medina Salabarría

(www.miscelaneasdecuba.net).- A las 2:00 pm del sábado 24 de abril mi
esposa Katia Sonia Martín Véliz y yo dispusimos emprender viaje a la
ciudad de Camagüey en vistas a fundar una delegación Juvenil del Partido
Cuba Independiente y Democrática y luego continuar viaje a Santiago de
Cuba, donde nos esperaba un sacerdote amigo, con dos credenciales para
participar en la misa que Su Santidad el Papa Benedicto XVI, oficiará en
la Plaza Antonio Maceo, de ese modo estaríamos en el estrado de los
invitados durante el oficio eucarístico.

Llegamos pasadas las 11:00 pm a Camagüey a pernoctar en la vivienda de
Irel Gómez Moreira, en la esquina de la Calle Palomino y 15, reparto
Modelo, un auto Lada, color Beige, matricula particular, mantenía dentro
una aparente pareja amorosa y en el porta maletas una bicicleta
montañesa, nos miró con indiscreción, pero no nos molestaron.

Luego de que mi esposa ventilara y organizara estrategias de trabajo del
CID con Irel, tratamos de reponer nuestras fuerzas con el sueño, nos
levantamos temprano saboreamos un café y nos dispusimos a
visitar a uno de los jóvenes para darles las instrucciones de cómo sería
el funcionamiento de la Delegación Juvenil en Camagüey, al salir nos
abordó un hombre vestido de civil que hacía ademanes como que había algo
de urgencia, nos pidió documentación y los teléfonos, rehusamos a
entregárselos por no ser el órgano competente, el chofer del Lada se
interpuso y mostro un carnet del DTI (Departamento de Técnicas
Investigativas), yo le respondí con un gesto diciendo ¿y eso qué es?


-Soy oficial del DTI.


R/ Y yo no he robado, no te compete detenerme.


Entonces ya estaba el carro Patrullero 405, donde habían montado a Irel.


SE/ Ustedes monten conmigo en el Lada, refiriéndose a Katia y a mí.


R/ ¿Yo estoy detenido?


SE/ Sí


R/ Pues entonces montamos en la patrulla, yo no soy amigo suyo para
montar en carro con chapa particular y con una pareja desconocida que
viste de civil.


En el camino Irel nos dijo, nos llevan a Operaciones del G-2, luego pude
leerlo en un cartel grande que identifica el edificio; pasaron a Katia
le requisaron todo lo que llevaba en su mochila y lo asentaron en un
libro, luego pase yo y repitieron la misma operación con mi mochila,
vino un oficial con grados de Mayor que me pidió el código PIN de mi
móvil y me negué a dárselo alegando que eso es personal, el oficial de
guardia le entregaba entonces el teléfono de Katia y me preguntó ¿Por
qué usan dos teléfonos, uno es satelital? Lo mire y tuve que reírme en
su propia cara.


R/ ¿Con quién tengo el gusto? porque usted nos identificó por nuestros
documentos, pero usted, yo no sé quien es.


SE/ Yo soy el mayor Fernando, y pronto nos vamos a conocer mejor.


Me pasaron a la celda tapiada, me acosté en una litera de angulares con
tablas de bastidor, al rato vino un guardia a ofrecerme una colchoneta,
que rechace, el militar me dijo: desde ahora tienes que responder por el 98.


R/ No, te equivocas, yo tengo nombre propio, Ricardo, a mi me bautizaron
con ese nombre y por él es que respondo. El guardia asentó con soberbia
en el rostro.


Pasado algún tiempo me piden que salga a interrogatorio, era el oficial
con grados de mayor que había dicho llamarse Fernando, acompañado de
otros con grados de teniente.


SE/ Siéntese Ricardo.


Me senté.


SE-¿A que vino a Camagüey?


R/ A visitar a Irel.


SE/ ¿De dónde se conocen?


R/ Es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Cuba
Independiente y Democrática, al igual que mi esposa y yo, y además
visita mucho La Habana porque hace tratamientos médicos allá.


SE/ Bueno Ricardo creo que sabrás donde estas, esto es lo mismo que
Villa Marista ó 100 y Aldabó.


R/ Y que me van a hacer ustedes que no me hayan hecho, no me comiences a
coartar mis derechos, porque desde aquí yo soy más libre que todos
ustedes del otro lado, porque yo digo lo que quiero y ustedes aunque lo
sientan no lo pueden decir.


SE/ ¿Para donde iban en el momento de la detención?


R/ Para la terminal.


SE/ ¿Tenían pasajes de regreso?


R/ No, pero con dinero baila el mono, el mayor se sonrió.


SE/ ¿Cuánto te paga Huber?


R/ Le respondí para reírme de él, más de 500.00 CUC y menos de 1 000.00.


SE/ No, yo quiero cifra exacta.


R/No puedo dártela, porque cada día nos sorprende más, pude ver en su
rostro sentimientos negativos y yo disfrutaba.


SE/ Mira Ricardo, hay ordenes del alto mando de que ustedes dos no
pueden llegar a las misas del Papa.


Interrumpí diciendo con asombro. A sííí, no te parece violatorio que
siendo sacerdote de la una de las ramas de la iglesia católica, un
gobierno ateísta me prohíba participar en una misa.


SE/ No, no metas al gobierno en esto.


R/ Si, tú representas delante de mí al gobierno de Cuba.


SE/ No, no vamos a discutir, porque ustedes con estas detenciones y
estas discusiones se enaltecen, esto los engrandece, mira a Katia, hace
exactamente una semana estaba detenida y hoy está de nuevo en esto,
nosotros vamos a resolverles dos pasajes para que regresen a La Habana,
con el compromiso de que no pueden ir a la misa del Papa.


R/ No, no nos mandes para La Habana, porque nosotros no hacemos
compromisos con ustedes; El hecho de que se repitan nuestras
detenciones, no les dice a ustedes que están violando nuestros derechos
elementales.


SE/ Llévenlo a la celda. Ordenó dando un palmazo con la mano en el buró.


Al rato regresa un guardia a llevarme al cuarto de interrogatorio, me
pidió que me sentara y lo hice, me presentó un acta donde decía que
había dormido en compañía de mi esposa en el domicilio de Irel Gómez
Moreira, y que saliendo de su vivienda fuimos detenidos para evitar
desordenes públicos en vista de la visita papal; que en nuestros
celulares habían mensajes que incitaban a la juventud a gritar Libertad
en medio del oficio de la misa que presidiera el Papa Benedicto XVI en
la Plaza José Martí, de La Habana y que para evitar estas circunstancias
se nos advertía de que no podíamos participar en las misas del papa en
Cuba, luego de leerla me negué a firmar diciendo que la firma es un acto
de voluntad y que me asistía el derecho de firmar o NO. Fui conducido
nuevamente a la celda.


Transcurrido algún tiempo, regreso el guardia a mi celda a buscarme para
regresarnos a La Habana, me dijo el mayor Fernando.


SE/ Rápido que la guagua sale en 10 minutos.
Dos oficiales apresuraban al que nos entregaba nuestras pertenencias, yo
le dije:


R/ Tengo que inyectarme así que con calma, porque yo no les pedí que me
trajeran a aquí.

La Dra me inyectó un bulbo de 1 000 000 de penicilina Rapi-lenta
intramuscular y me dispuse a abordar la patrulla del G-2, el chofer
llevaba mucha velocidad y el copiloto le dijo: afloja que ellos tienen
que esperar, (se refería a los choferes del ómnibus) habían retrasado la
salida del ómnibus por 45 minutos, una vez en la terminal nos pidieron
el dinero para el pasaje y solo teníamos CUC, el oficial tomo 10.00 CUC
(equivalente a 240.00 pesos cubanos) y pagó los pasajes que costaban
212.00 MN y subimos a los asientos 31 y 32, nos esperaba arriba un
oficial trasnochado vestido de chofer que viajó encimado sobre nuestro
asiento la mayor parte del tiempo, desde allí comenzamos a lanzar SMS y
Twitter, el oficial nos miraba con soberbia y desde su móvil enviaba
mensaje y recibía llamadas que contestaba en el baño del ómnibus, así
pasó todo el viaje.

Entrando a La Habana el oficial se puso en el primer asiento, al lado
del conductor, pasando al Pontón, un área deportiva cercana a nuestra
casa, el chofer detiene el ómnibus para que bajara un amigo y con
inmediatez bajamos Katia y yo, dejando al oficial con asombro, una vez
en la casa pasamos un mensaje de agradecimiento a todos los amigos que
solidarizados con nuestro arresto y deportación a La Habana y que
siguieron paso a paso lo ocurrido, declarando nuestro agradecimiento por
su solidaridad.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35673

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