Monday, November 14, 2016

Los cuentos de Oliver Stone

Los cuentos de Oliver Stone
Un serial sobre temas históricos no es tan objetivo como su autor
pretende hacer ver
Lunes, noviembre 14, 2016 | René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba.- La Televisión Cubana ha estado proyectando, en horario
estelar, el documental "La historia no contada de Estados Unidos", del
conocido realizador norteamericano Oliver Stone. De inicio, pensé
escribir mis impresiones cuando terminara la serie. Pero son tantas las
tergiversaciones de cuestiones importantes que, si esperara a su final,
no alcanzaría un simple artículo para esclarecerlas.

Todo se aborda desde la óptica de los izquierdistas de ese país: esos
señores conocidos en el argot político local como "liberales". Esto no
debe de llamarnos la atención, pues Stone —sin dudas— es uno de los más
destacados entre ellos. El documental pone de manifiesto cuánto ha
sufrido la ideología de la secta bajo el embate de los obstinados hechos.

Así, la figura de José Stalin ya no se pinta con los colores pastel que
en un tiempo utilizaron los correligionarios del cineasta. Las
atrocidades perpetradas bajo las órdenes del déspota georgiano fueron
tantas, que en el material se le califica como "despiadado dictador".
Pero, de algún modo, Stone se las arregla para hacer una distinción
entre las políticas marxistas-leninistas y ese tenebroso personaje que
las encarnó de manera indiscutida durante decenios.

Ejemplo de ello son las opuestas motivaciones que el documentalista les
atribuye a las políticas de la Alemania nazi y la Unión Soviética. En
1939 una y otra se repartieron Europa en el infame Pacto
Molotov-Ribbentrop. Según Stone, la participación de Berlín obedeció a
su vocación imperialista; la de Moscú, sin embargo, la justifica en la
renuencia de las grandes potencias occidentales a concertar una
coalición anti-hitleriana con Stalin…

Otra de las grandes mixtificaciones del serial es repetir que el País de
los Sóviets soportó el peso principal de la lucha. Esta afirmación, una
de las mentiras predilectas de comunistas y "progres", ignora el hecho
de que la participación soviética se circunscribió al ámbito europeo.

Pero, como se sabe, los vértices del Eje eran tres: Berlín, Roma y
Tokio. Hasta agosto de 1945, Stalin se mantuvo en paz con Japón. La
lucha contra esta potencia —la segunda de las tres por su importancia—,
recayó en exclusiva sobre Estados Unidos, con el apoyo de sus aliados
democráticos y de China. En adición a ello, los norteamericanos
desempeñaron un papel importantísimo —aunque no el principal— en la
guerra del Viejo Continente.

No sería justo criticar que el estado moscovita —cuya misma existencia
corrió un peligro mortal tras la invasión hitleriana— eludiera la lucha
en dos frentes. Pero tampoco corresponde aceptar el engaño lanzado por
la propaganda bolchevique —acogido por compañeros de viaje y tontos
útiles— que pretende transmutar a la Unión Soviética en artífice
fundamental de la victoria sobre el Eje en su conjunto.

Lo mismo puede decirse sobre la supuesta tardanza de los aliados
occidentales en abrir el Segundo Frente. Aquí también el documental
repite los lugares comunes de la versión moscovita de la historia, que
afirma que esto sólo se produjo en junio de 1944, con el desembarco en
Normandía.

Aquí caben otras preguntas: ¿Pero Italia no está también en Europa? ¿No
era ese país el tercer vértice del Eje? Como se sabe, el desembarco en
Sicilia, parte integrante del territorio metropolitano de esa potencia,
tuvo lugar en 1943. Tras la conquista de esa importante isla y el
subsiguiente desembarco americano-británico en la península, se logró el
derrocamiento de Mussolini y la firma del armisticio por el nuevo
gobierno instalado en Roma.

Todas estas son mixtificaciones de Stone en su documental. Pero es
probable que las dos mayores sean las relacionadas con un par de
zarpazos asestados contra la paz por las fuerzas del comunismo
internacional.

El primero de ellos desembocó en la Guerra de Corea. Como antecedentes
del conflicto, el documentalista menciona de pasada que tanto el
dictador norteño Kim Il-Sung como el sureño Syngman Rhee lanzaron
amenazas de invadir la otra mitad de la península. Pero el hecho
fundamental —que la agresión surgió de los comunistas— Stone prefiere
silenciarlo.

En segundo término, está la Crisis de Octubre de 1962, que casi condujo
a la Tercera Guerra Mundial. Aquí el material habla en extenso sobre las
declaraciones y actitudes de los dos principales actores —John Kennedy y
Nikita Jruschov—, pero Stone soslaya el papel macabro desempeñado por su
admirado Fidel Castro: ni menciona la terrible recomendación de éste al
premier soviético: "Aseste usted el primer golpe".

Sí, el serial es tendencioso, pero al menos podemos agradecerle a su
autor el sentido del humor, que pone de manifiesto al recoger frases
como la ocurrente descripción que el vicepresidente norteamericano John
Garner hizo de su elevado cargo: "Un tonel lleno de meado caliente".

Source: Los cuentos de Oliver Stone | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/los-cuentos-de-oliver-stone/

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