Monday, July 22, 2013

Nuevos ricos, viejas críticas en Cuba

Publicado el lunes, 07.22.13

Nuevos ricos, viejas críticas en Cuba
ALEJANDRO ARMENGOL

El diario Granma la emprende contra los nuevos ricos en Cuba, con un
artículo del periodista Pedro de la Hoz, pero a diferencia de otra
época, donde un texto así se concebía como parte de una campaña
ideológica, aquí la lucha política ha sido sustituida por un llamado a
favor de la cultura. Aunque el cambio de apariencias no esconde el vicio
fundamental de la prensa oficial cubana: ponerse siempre de lado del
poder. El enfoque es nuevo, la intención antigua.

En otra época hablar en la prensa de ricos en Cuba era imposible.
Quienes tenían –y aún tienen– todos los privilegios asociados a la
riqueza eran y son altos funcionarios del gobierno, miembros de elite
del Partido Comunista y oficiales de alto rango de las fuerzas armadas.
Salvo en su caída, cuando salía a relucir su gusto por "las mieles del
poder" –esa frase cursi y socorrida acuñada por Fidel Castro– y los
beneficios de que disfrutaban, se les consideraba "compañeros
sacrificados" y dirigentes revolucionarios. Nadie se atrevía a
criticarlos si antes no habían sido destituidos. Tras el discurso del
líder en que se detallaban sus errores o el comunicado en que se
informaba de la destitución, el nombre no volvía a mencionarse.

Ser rico en Cuba era un asunto clandestino. Los pocos que conseguían ese
estatus único que da la riqueza, tanto a través del ejercicio del poder
como mediante actividades ilícitas, trataban de que los demás no lo
supieran.

Ahora esta situación ha cambiado. Por las calles de La Habana se ven
vehículos Audi, Mercedes Benz, BMW y Hummer que pertenecen a
particulares. Hay restaurantes que venden platos de tortuga o ciervo,
que no figuran en la carta, porque su venta es ilegal, sino que se
ofrecen verbalmente a clientes habituales. Existen gimnasios que cobran
a sus socios una mensualidad anual de al menos 700 dólares, así como la
posibilidad de pasar la luna de miel en un hotel de cinco estrellas. Hay
cubanos con mayores recursos económicos, con dinero suficiente para
darse esos lujos, de acuerdo a los estándares de la isla, y su riqueza
proviene de empresas particulares autorizadas por el gobierno.

Así que a la hora de criticarlos, un periodista oficialista debe escoger
bien el lenguaje que emplea. Nada de explotación y lucha de clases.
Dejar a un lado descripciones que puedan resultar demasiado chocantes
para la población y pasar por alto que el origen de esta riqueza
momentánea se debe en buena medida al caos y la miseria imperante en el
país. Qué mejor recurso entonces que apelar a un discurso reciente del
gobernante, sin mencionarlo para no parecer demasiado oportunista.

"Ahora mismo, en estos tiempos y entre nosotros, es posible tropezar con
individuos y familias cuya noción de bienestar solo toma en cuenta la
riqueza material en detrimento de los valores espirituales. Sujetos para
quienes la solidaridad es una mala palabra, el egoísmo una bandera, la
mezquindad un escudo y la grosería el único modo de proyección social",
escribe De la Hoz.

La crítica no es solo tangencial sino de un oportunismo meridiano.
Apelar a la cultura a los pocos días de que Raúl Castro denunciara
precisamente la falta de educación y cultura de buena parte de la
ciudadanía es simplemente ponerse a tono, una vez más, con el poder.

El periodista enfatiza en lo que considera un grave deterioro cultural,
en este sector de la población cubana que dispone de mucho dinero. Para
ello pone el ejemplo de que, "como lo ético (o mejor dicho, su falta) se
revela también en lo estético, a no pocos nuevorricos los vemos vestir
marcas y no vestidos; consumir ruido y no música; el sándwich de pierna
y la lata de Coca Cola para los hijitos por encima de la merienda
escolar; el último grito del videojuego exterminador preferible a la
mejor enciclopedia digital. Gnomos de las leyendas nórdicas y muñequitos
de Disney adornan casas con chimeneas en el trópico. Los quince cambios
de traje en los quince valiendo más que la excursión familiar con las
amigas de la escuela".

En otra parte de su trabajo advierte sobre una situación en que "la
posibilidad de tener, poseer, acumular y ostentar suplanten la capacidad
de sentir, amar y compartir".

¿Y qué quiere el periodista, que los padres le brinden bocaditos de
moringa a los niños y solo le dejen ver muñequitos de Elpidio Valdés?

Todo el artículo de Granma resume filosofía de comadre, reproche de cura
de aldea y moral estereotipada y provinciana. Frases para el guión de
una película mexicana pasada de moda.

Desde un principio, la prensa oficial cubana adoptó la propaganda
política como el patrón a seguir. Antes que informar, su función
fundamental era "orientar". Ahora que la ideología ha sido sustituida
por la conveniencia más cínica, a los periodistas como De la Hoz no le
quedan más remedios que volver a los cuentos de abuelita, la moral de
parroquia y la cultura de aldea.

Source: "ALEJANDRO ARMENGOL: Nuevos ricos, viejas críticas en Cuba -
Opinión - ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/07/22/v-fullstory/1525337/alejandro-armengol-nuevos-ricos.html

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