Friday, July 26, 2013

Lo que nunca absolverá la historia

Moncada, Fidel Castro, 26 de Julio

Lo que nunca absolverá la historia
La gran estafa del Programa del Moncada
Eugenio Yáñez, Miami | 25/07/2013 2:28 pm

Si algo hay que reconocerle al castrismo es su infinita capacidad de
tergiversar la realidad para interpretarla siempre a su favor. Tenebrosa
habilidad que ya cumple sesenta años afectando la vida de todos los
cubanos, en un sentido o en otro.
Todo comenzó con un rotundo fracaso militar el 26 de julio de 1953,
producto del proyecto irracional de un líder irresponsable, con
objetivos utópicos, mal planificado, pésimamente ejecutado y peor
dirigido, que al final del día dejó por resultado decenas de muertos, la
mayoría no en combate, sino tras los asaltantes haber sido capturados,
torturados y asesinados por las fieras del gobierno dictatorial de entonces.
Se ha hablado y escrito bastante sobre el ataque en muchos lugares y
momentos, por lo que no hay que insistir en esos aspectos. Sin embargo,
es oportuno destacar que ese grosero fracaso y colosal irresponsabilidad
son los factores medulares que fundamentan la fiesta nacional más
importante de la llamada revolución cubana.
Así se justificó un proceso que desechó la celebración tradicional de
las fechas de inicio de las dos guerras de independencia del siglo XIX,
así como la del día de la fundación de la República de Cuba —a pesar de
que nació lastrada con la Enmienda Platt— para establecer como la única
gran efemérides nacional, a celebrar por todos, la evocación del fracaso
militar y la exaltación de la irresponsabilidad política y social.
Y todo a través de actividades políticas solemnes condimentadas con
carnavales, algún pan con lechón, mucho alcohol, y cientos de invitados
extranjeros disfrutando en Cuba del turismo solidario que pagan los
cubanos sin que se les haya consultado nunca si están de acuerdo en
pagarlo, en lo que ha venido a convertirse en una casi perfecta y
excelente versión tropical y socialista del pan y circo romano.
Cuando Raúl Castro se quejaba hace algunos días de la pérdida de valores
cívicos y ciudadanos por parte de los cubanos de la Isla, a quienes
acusó de aprovecharse de la supuesta nobleza de la supuesta revolución,
y llamaba a recuperar todo lo que se había perdido de virtudes y
comportamiento adecuado en sociedad, podía haber planteado, de haber
sido honesto consigo mismo y no pretender escurrir el bulto, que los
problemas comenzaron desde el mismo momento en que se elevó el fracaso a
nivel de fiesta nacional, se exaltó la irresponsabilidad como virtud, se
identificó la alegría ciudadana con el consumo de alcohol y el
libertinaje, y se entronizó la manipulación y tergiversación de los
acontecimientos como historia oficial.

Nada de eso lo estableció ni lo provocó el imperialismo yanki, la mafia
de Miami, los disidentes, la Ley de Ajuste Cubano, los agentes de la
CIA, el bloqueo, la sequía, los mercenarios, los huracanes, los
bandidos, el cambio climático, o la gusanera. Porque, al contrario, todo
ha sido obra de los que hoy detentan el poder en Cuba y lo han detentado
por más de medio siglo, sin elecciones libres ni consultas populares,
esos "líderes históricos" que muestran con orgullo, para situarse por
sobre todos los demás cubanos y hasta por sobre las leyes y la nación,
que ellos fueron los que comenzaron precisamente con el asalto al
Moncada aquel 26 de Julio de 1953.
Es decir, que la legitimidad vitalicia que siempre han pretendido y
pretenden los "dirigentes revolucionarios", y que con tanto esmero y
placer le reconocen sus amanuenses del patio o en el extranjero, se
fundamenta en la evidente irresponsabilidad, en haber fracasado
estrepitosamente, en haber llevado el país a la ruina, y en haber
demostrado desde el primer momento la condición de invencibles de los
vencidos.

Podría estarse discutiendo demasiado tiempo sobre las promesas y los
resultados demostrados por ese liderazgo histórico, pero para juzgar
fría y objetivamente sus verdaderos logros basta con mirar, una vez más,
lo que prometió Fidel Castro en el llamado Programa del Moncada, que
supuestamente expresó en su discurso conocido como La Historia me
absolverá —y digo supuestamente porque la única versión existente es la
que ofrece el mismo interesado— y que puede resumirse en el siguiente
párrafo, que aquí se desglosa en oraciones para beneficio de los lectores:
"El problema de la tierra,
el problema de la industrialización,
el problema de la vivienda,
el problema del desempleo,
el problema de la educación y
el problema de la salud del pueblo;
he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran
encaminado resueltamente nuestros esfuerzos,
junto con la conquista de las libertades públicas
y la democracia política".

Podríamos hablar ahora durante mucho tiempo sobre las tierras sin
cultivar en el país y la incapacidad de producir alimentos en los campos
cubanos, del descalabro de todas las industrias cubanas en todas partes,
del lamentable estado del parque de viviendas para los cubanos de a pie
en todo el país, de la situación real del desempleo en estos momentos,
de los abrumadores problemas en la educación y el fraude escolar, y del
continuo deterioro de "la salud del pueblo", esos seis puntos a los que
Fidel Castro prometió, en su discurso de 1953, encaminar resueltamente
los esfuerzos para encontrar soluciones. A lo que habría que añadir la
conquista de las libertades públicas y la democracia política, según
dijo el tantas veces vencido invencible Comandante.
Juzguen los lectores por sí mismos:
¿Se ha cumplido en algún momento el programa del Moncada?
¿Podrá la historia absolver al líder "histórico" de la llamada
revolución cubana?

Source: "Lo que nunca absolverá la historia - Artículos - Cuba - Cuba
Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/lo-que-nunca-absolvera-la-historia-288995

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