Thursday, July 25, 2013

240 toneladas de inmoralidad

240 toneladas de inmoralidad
Jueves, Julio 25, 2013 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Un análisis pendiente (otro)
para los psiquiatras del futuro, es el de la manera en que los cubanos
le facilitamos las cosas al régimen para que nos imponga autoridad, en
vez de exigirle que antes se gane el derecho legal y moral de ejercerla.

Es un mal que nació con la revolución, atenido a sus particulares
circunstancias. Al erigirse en dictador de nuestro pueblo, destronando
mediante la violencia a la anterior dictadura, el régimen adulteraba al
nacer los fundamentos de su autoridad, la cual, como es sabido, difiere
del poder en que no es una fuerza que se impone, sino un privilegio que
se confiere mediante el reconocimiento y la obediencia, así que hay que
conquistarlo con el convencimiento.

No hay manera de apropiarse auténticamente de la autoridad imponiéndose
desde la autoridad misma. Y en Cuba no sólo nos ha sido impuesta la
autoridad política, sino que a partir de ésta, mediante sus doctrinas,
bajo su influencia, fueron también violentados todos los demás conductos
de acceso a la autoridad.

No en balde, las autoridades, todas, y aun la autoridad como concepto,
están aquí en bancarrota. La policía, las instancias jurídicas, los
directivos de centros laborales, la administración pública, y en general
los jefes mayores y menores no son respetados sino apenas temidos. A los
padres y maestros no se les respeta ni se les teme. Ante las
instituciones del poder la población generalmente no manifiesta sino
común desdén, o displicencia y burla. La lista podría resultar
interminable, ya que después de mencionar todas las formas de la
autoridad que se representan a través de personas, habría que seguir con
sus representaciones conceptuales: decencia, franqueza, buen ejemplo,
respeto…

Lo estrafalario, lo radicalmente impropio, es que el régimen se baje a
estas alturas fingiendo ver con alarma el putrefacto panorama de la
moralidad en Cuba.

Y aún más que impropio, resulta soez, y de un cinismo desproporcionado,
que mientras pretende aleccionarnos sobre la conveniencia de retomar una
tradición de honradez y urbanidad que ellos mismos desmontaron
meticulosamente, pieza a pieza, se atrevan a incurrir en un acto tan
desfachatado y tan irrespetuoso como el de halar la palanca de la
máquina del tiempo, en complicidad con los siniestros gnomos
norcoreanos, para recordarle al mundo civilizado que el fin de la guerra
fría nunca pasó de ser una ilusión retórica. Y que sus protagonistas no
cambian, aun cuando cambiaran las circunstancias.

No se conocen todavía las reales dimensiones de esta chapuza en que
fueron cogidos fuera de base los perros güeveros de nuestro régimen.
Incluso, tal vez no lleguemos a conocerlas. El escándalo muy bien podría
naufragar en la costa, puesto que cada vez hay más interesados (en la
región y hasta más allá) en que Cuba deje de ser vista como la oveja
negra dentro del rebaño latinoamericano.

De cualquier modo, con todo y lo poco que ha trascendido
(particularmente en la Isla) parece suficiente como para que prendiese
una cierta chispa desentumecedora entre nuestra gente. Eso, pero nada
más. Pues, en La Habana corren por estos días los chistes sobre la
similitud del modo con que los caciques intentaron transportar armas de
contrabando, como si fuera azúcar, y aquel en que los tránsfugas del
mercado negro en nuestras calles ocultan los productos adulterados, de
fabricación casera, dentro de envases originales, para que sean vendidos
en las shopping bajo el camuflaje de auténticos.

Con 240 toneladas de inmoralidad, nada menos, nuestros caciques se han
propuesto ahora predicar ante el mundo la moral fidelista. Y mientras, a
nosotros, no nos da por nada mejor que dedicarnos a tirarle a broma la
ocurrencia.

Source: "240 toneladas de inmoralidad | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/240-toneladas-de-inmoralidad/

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