Monday, August 20, 2012

Salir de las aguas estancadas

Salir de las aguas estancadas
Lunes, Agosto 20, 2012 | Por Reinaldo Emilio Cosano Alén

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -El habanero Manuel Cuesta
Morúa, 49 años, licenciado en Historia, tiene en su haber un abultado
expediente como luchador por los derechos cívicos de los cubanos.
Iluminado pensador político, dirige desde hace años la organización
opositora Arco Progresista, sobre cuyo quehacer nos habla en esta
entrevista que tuvo la amabilidad de conceder en exclusiva para Cubanet.

Cubanet: ¿Qué es Arco Progresista?

MCM: Es una organización política socialdemócrata. Intenta poner en
perspectiva las ideas más modernas del socialismo democrático con las
libertades fundamentales de equidad y justicia social, base de la
cultura política occidental, síntesis del siglo pasado.

CN: ¿Cuándo y cómo se fundó?

MCM: Las organizaciones socialdemócratas Corriente Socialista
Democrática, Partido del Pueblo Cubano y Coordinadora Social Demócrata
(organización de antiguos exiliados en Miami), decidimos unificarnos, en
el año 2002.

CN: ¿Cuál es la actual proyección de Arco Progresista?

MCM: Tratamos de impulsar una propuesta política nacional democrática,
reorientada hacia la ciudadanía, recuperar el valor del ciudadano, más
que seguir la vieja tradición de los grupos políticos, de estructura
vertical, con fuerte tendencia jerárquica, encerrados en sí mismos, que
un pensador llamó partidos de hierro.

Arco Progresista trata que sean los ciudadanos, más que los partidos,
quienes decidan. En esa dirección caminamos.

CN: Su postura política es calificada de moderada, ¿desea explicar por qué?

MCM: Siempre se entendió que una posición moderada significa síntesis de
los extremos. Soy contrario a los extremos. Los extremistas aparecen
siempre como los más radicales. El extremismo en vez de cambiar lo
fundamental, va al cambio de forma. La moderación va desde el lenguaje
gradual, decente, de respeto, escuchar verdades que puedan decir los
otros y hacer cambios radicales. Moderación no es solo acercar los
extremos, conciliar, buscar consenso, cambios radicales. Un moderado no
puede ir al debate ofendiendo, no habría consenso. Lo otro es de
fanáticos, no nos interesa.

CN: En declaración a Patricia Grog, de IPS (diciembre, 2010), respecto a
unos cables divulgados por WikiLeaks sobre la oposición cubana, usted
afirma: "Es bastante duro el juicio, pero cercano a la realidad. Tengo
una visión crítica de nosotros mismos". ¿Sigue pensando lo mismo, año y
medio después?

MCM: Pienso lo mismo. Cuando incursioné en la oposición, nunca lo hice
con idea de que tenemos la verdad absoluta, que éramos infalibles.
Siempre pensé que el cambio democrático impone la premisa de que podemos
equivocarnos. No podríamos imitar al gobierno de creer tener la verdad
y nunca cometer errores. Planteé analizarnos a cada paso. Que tengamos
la razón democrática no significa necesariamente que tengamos la razón
al actuar. Tenemos derecho a participar en la vida pública, política,
social, cultural. No pensar que porque estemos del lado correcto de la
Historia, hacemos las cosas siempre correctamente. Esto nos llevó al
divorcio constante y permanente. No solo entre nosotros, sino con la
ciudadanía. Dije eso a la periodista, en 2010, y hoy diría exactamente
lo mismo. Sé que la oposición ha madurado, pero todavía comete errores
fundamentales. Uno es no confrontar decentemente las diferencias.
Tendemos a ofendernos. Eso es inmadurez, como personas y políticamente.
Todavía no estamos preparados, al menos psicológicamente, para asumir
ese desafío. Los otros nos están observando y dicen: "Bueno, esta gente
no es opción para el futuro". Debemos comenzar por tener un lenguaje
decente que nos permita caminar juntos. Tampoco mandar un mensaje falso
al mundo de que no tenemos diferencias, que vamos monolíticamente a
construir la democracia, porque la democracia no es monolítica. Todo lo
contrario, es diferencias.

CN: "La disidencia tradicional -dijo también en 2010- ha tenido el
valor de resistencia a lo largo de estos años, independientemente de su
capacidad o no de ofrecer alternativas realmente serias".

MCM: Un amigo decía: "La tradición de un país no se debe quebrar".
Factor sobre todo psicológico. Si usted quiebra la tradición, no tiene
en cuenta el valor de los demás, al incorporarlo al debate político o a
un proyecto cultural aleja sectores sociales. Los hijos no pueden negar
absolutamente a los padres, a los abuelos. Los alejaría de construir
también el futuro. El valor básico de resistencia ha sido demostrar al
mundo que aquí hay un sector de la ciudadanía que ha dicho ¡basta!,
durante años, a un régimen sin futuro, violador de los derechos, incapaz
de resolver las grandes necesidades de la población. Sin embargo, ese
valor testimonial, de tradición, no se convirtió en la capacidad de
alternativa para la sociedad. Creo que si no brincamos, vamos a seguir
mirándonos las caras años después, recordando nuestras hazañas, cómo
resistimos el apaleamiento del régimen en cada esquina, pero sin
capacidad para construir la nueva sociedad.

CN: ¿Cuál es la alternativa de la disidencia para lograr mayor espacio
popular?

MCM: Practicar la auto ecología, salir de las aguas estancadas. Dando
vueltas en aguas estancadas –sabes que cogen mal olor, se posan
bacterias patógenas- nadie va a querer bañarse en la poceta de la
oposición. Hay que abrir cauces, abrirse a las nuevas ideas, al
ciudadano, a partir de la confrontación con nosotros mismos. Alternativa
a potenciar ahora mismo para recuperar credibilidad, demostrar nuestra
capacidad de acción, que el régimen nos vea de otra manera, no como
grupúsculos sin ofrecer nada nuevo.

CN: ¿Cae dentro de esa perspectiva la propuesta ciudadana Foro Nuevo País?

MCM: Justamente. La hemos venido cocinando desde hace mucho. Salió a la
palestra después de amplio debate. Estamos en una época en que la
ciudadanía tiene todas las opciones de expresarse. Vamos a refundar,
intentar las bases de una nueva nación, un nuevo proyecto abierto al
ciudadano. Y decirle: Construye tu futuro. El Foro es una herramienta
para que los ciudadanos, sin jerarquías, horizontalmente, tomen las
riendas del futuro.

CN: El gobernante Raúl Castro plantea que los cambios están en marcha.
¿Qué opina?

MCM: No hay cambios, solo una apertura más realista. Estaba de espaldas
a la realidad con su propuesta de construir no sé qué socialismo. La
realidad mutaba. El divorcio se ha cortado, pero no hay reformas. El
gobierno simplemente legaliza lo que existía. Nadie venga a decirme que
la gente no vendía fritas, jugos, de manera ilegal. Ni que vendían ropas
en el mercado negro. Había tráfico de divisas. Construían casas
ilegalmente, vendían apartamentos a extranjeros. ¿Qué ha hecho el
gobierno? Poner reglas y cobrar altos impuestos. Eso no es reforma. Se
requiere un proyecto de país. Seis años después de las supuestas
reformas, hay menos alimentos, mucha informalidad, los inversionistas se
van, mucha corrupción, mayor crisis de valores. China tenía riquezas a
los tres años de comenzada la reforma, lo mismo que Viet Nam, India,
Laos. Myanmar ya comenzó el proceso. En América Latina, Brasil, -entre
los seis primeros lugares de crecimiento mundial-. México y Chile
muestran avances financieros. ¿Qué tenemos los cubanos? Se engaña al
mundo cuando se piensa que aquí se están haciendo cambios.

CN: ¿Qué lectura da a la visita de Raúl Castro a China, Viet Nam y Rusia?

MCM: Fue a comprar tiempo. La gran ubre de Venezuela comienza a secarse.
Son gobiernos que más o menos mantienen el control económico y político.
China prorroga el préstamo, sin nuevos contratos. Con Viet Nam ni
siquiera firma contratos. Rusia le promete modernizar el parque militar.
La realidad se pinta bien negra para los cubanos.

cosanoalen@yahoo.com

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