Friday, August 3, 2012

Por qué Facebook los hace temblar?

¿Por qué Facebook los hace temblar?

se hacen menciones a la red social Facebook como si se tratara de una
plataforma única y exclusivamente para conspirar, urdir complots y
organizar sangrientos magnicidios.
Joan Antoni Guerrero Vall
agosto 02, 2012

El último editorial de Granma sobre las circunstancias de la muerte de
Oswaldo Payá, más la nueva cápsula de propaganda emitida por la
televisión cubana en torno a los mexicanos deportados por llegar al país
con intenciones de activismo político, nos ofrecen renovadas pistas
sobre la dolorosa desorientación que causa en el régimen el uso de las
nuevas tecnologías como canal para expresar opiniones distintas o bien
como vía para recibir y distribuir información no filtrada por ninguna
autoridad que se haya otorgado artificialmente esa potestad.
Solo a una mente tecnológicamente perdida se le puede ocurrir presentar
la introducción de teléfonos móviles y memorias portables USB a la Isla
como un instrumento para desencadenar una intervención militar desde el
exterior.

El elevado peligro que el régimen castrista ve en estos aparatitos
muestra más bien el temor inmenso que sienten por la introducción y
distribución de información que no está bajo su control ideológico.
Resulta inquietante que, a estas alturas, la Revolución cubana no haya
encontrado el momento para liberalizar la producción y distribución de
información.

Internet permite hoy que las masas se autoorganicen, y eso sin la
necesidad de que exista una autoridad política que dirija nada.
Recientemente en Cataluña, al nordeste de España, se ha producido un
incendio forestal que ha devastado una de las riquezas naturales de la
zona. Los ciudadanos, a través de Internet y las redes de Twitter y
Facebook, han conseguido la organización de una campaña de reforestación
del área afectada por el incendio que va a permitir repoblar de nuevo el
territorio damnificado. Es tan solo un ejemplo de lo que consigue la red
cuando los ciudadanos tienen en sus manos herramientas que los ponen en
relación de forma simultánea.

Al contrario de lo que opinan algunos, sobre todo aquellos que se ven de
alguna manera u otra amenazados por Internet, la red no es más que un
espacio que multiplica nuestra creatividad, nos hace más fuertes y nos
ayuda a organizar acciones orientadas a un bien común. ¿Qué puede ser al
mismo tiempo madriguera para malas intenciones? Por supuesto, entre
estas malas intenciones estarían, por ejemplo, las del régimen cubano,
dispuesto a usar la red para la distribución en exclusiva de información
maquillada de cuanto acontece en Cuba. En este sentido es curioso como
en la editorial del Granma sobre el accidente de Oswaldo Payá se hacen
menciones a la red social Facebook como si se tratara de una plataforma
única y exclusivamente para conspirar, urdir complots y organizar
sangrientos magnicidios.

También resulta interesante ver como observan la página en Facebook Por
el levantamiento popular en Cuba como un "proyecto" como si fuera el
fruto de un diseño concienzudo para azuzar a las masas a lanzarse
violentamente a las calles. Conozco muy de cerca "el proyecto" por lo
que esas menciones intentando vincular esa página a una operación
prediseñada no hacen más que contribuir a que me parta de la risa, lo
cual agradezco mucho a los propagandistas del régimen.

Esa página fue fruto de la combinación de varios factores: la existencia
de Facebook, Twitter y blogs, de cubanos en el mundo que por amar tanto
a su país lo quieren ver libre de autoritarismos, la libertad en el uso
de Internet y las ganas de expresar un sentimiento común, que hoy
comparten miles de personas, cubanos y no cubanos en cuanto al futuro de
la Isla. Cuando a la multitud se le dan herramientas libres, la
inteligencia colectiva se pone en marcha para alcanzar objetivos
anhelados, a veces incluso por delante de la acción de un gobierno. Y
está claro que, en Cuba, los adalides del régimen no quieren, bajo
ningún concepto, que la ciudadanía vaya por delante.

http://www.martinoticias.com/content/article/13381.html

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