Wednesday, August 1, 2012

La hora de la denuncia

La hora de la denuncia

Es la hora de denunciar un asesinato político. De reunir pruebas y
testimonios. De pedir y exigir una investigación independiente.
Tania Quintero
julio 31, 2012

Viví en Cuba durante los años de más popularidad, nacional e
internacional, de Oswaldo Payá Sardiñas. Como ya dije en mi blog, apenas
le conocí.

En los ocho años que escribí como periodista independiente desde La
Habana (1995-2003), reporté más sobre los redactores de La Patria es de
Todos, o sea del Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna (Martha
Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca Antúnez, René Gómez Manzano y
Félix Bonne Carcassés). También estuve vinculada a dos de los
economistas afines a ese grupo, Arnaldo Ramos Lauzurique y Manuel
Sánchez Herrero, fallecido de cáncer en 1999.

Para mí, tres fueron los logros fundamentales de Payá. Primero, crear
uno de los más amplios y duraderos grupos opositores que hasta la fecha
ha habido en Cuba, el Movimiento Cristiano Liberación. Segundo, haber
sido el único opositor que logró reunir miles de firmas en apoyo al
Proyecto Varela, el más conocido y exitoso de todos sus programas
políticos. Y tercero, haber tenido la suerte de haberse casado con una
gran mujer llamada Ofelia Acevedo Maura, y junto a ella crear una
familia ejemplar.

Aunque nunca compartí con Payá ni visité su casa, siempre admiré esos
tres logros suyos. Recuerdo que me molestó mucho cuando en aquel libraco
que hizo el régimen para atacar a la disidencia, pusieron una foto de
Payá bañándose con su familia en Varadero. Una falta de respeto y una
violación de la privacidad.

A pesar de que algunos disidentes decían que era 'casasola', cerrado y
desconfiado, lo cierto es que Payá fue un hombre sencillo, modesto y
austero.

Prefiero no creer en el Payá 'mártir', 'visionario', 'heroico', entre
otros calificativos que se vienen diciendo de él, y sí en el habanero de
carne y hueso descrito por el periodista estadounidense Patrick Symmes,
en la última de las siete crónicas que bajo el título de Treinta días
viviendo como un cubano, subí a mi blog en marzo de 2011.

En La Habana conocí personas que cuestionaban el hecho de que Payá
siempre hubiera trabajado como ingeniero, su profesión. Laboró en
empresas de salud pública, lo cual a mí me parecía bien, que le
permitieran trabajar y lo pudiera hacer en un sector primordial para la
población.

De Payá tienen que escribir y defender su legado quienes de verdad le
conocieron y arrimaron el hombro con él, vivan en la isla o en el
exterior. O no lo arrimaron y desde la cercanía o la lejanía tuvieron
discrepancias, pero compartieron un mismo espacio en el tiempo, aunque
sus ideas y planes fueran distintos. Con sinceridad, no hipócritamente.

El 1 de junio de 2009, cuando estaba en su apogeo la plataforma Voces
Cubanas, Payá en su web publicó Que los blogueros sean voz de los que no
tienen blog. El escrito generó gran malestar entre los blogueros
alternativos, entre ellos mi hijo Iván García, en ese momento
participando en la 'academia blogger'. En el entorno blogueril hablaron
entonces horrores de Payá.

Pero Iván fue el único que tuvo el valor de dejar plasmado el
descontento de la 'flor y nata' de la bloguería criolla. En El Cristo
del Cerro, publicado en Penúltimos Días, Iván no sólo expresó sus
opiniones: también recogió varios de los criterios negativos que en
junio de 2009 tenían sobre Oswaldo Payá algunos de los que hoy, sin
sonrojarse, dicen y escriben toda clase de alabanzas y casi lo han
subido a un altar.

Es irrespetuoso que ésos que una vez dijeron oprobios de Payá; que han
tratado de ignorar y silenciar a los disidentes de más larga
trayectoria; que han dicho que éstos ya están 'viejos' y pasados de
moda, y hasta se han burlado de los opositores, de la noche a la mañana
se hayan convertido en más 'payistas' que su viuda y sus hijos.

Basta ya de oportunismos. Es la hora de denunciar un asesinato político.
De reunir pruebas y testimonios. De pedir y exigir una investigación
independiente.

Si en algo los servicios secretos cubanos son expertos, es en métodos
estalinistas de eliminación de adversarios o personas no gratas. Lo
saben algunos diplomáticos y corresponsales extranjeros que han
trabajado en Cuba: a más de uno les han aflojado las ruedas o les han
acorralado o embestido cuando transitaban por calles, avenidas o
carreteras, para provocarles 'lamentables accidentes de tránsito'.

No es el momento de politiquear ni coger de bandera al último muerto en
la oposición. Igual que ocurrió con Orlando Zapata Tamayo, han comenzado
las cartas y recogidas de firmas, un tipo de protesta que hasta la fecha
no ha dado resultados concretos.

Volviendo a los 'payistas' de última hora: lo primero que tendrían que
hacer es autocriticarse y reconocer que menospreciaron a Payá y a los
opositores que llevan más de 20 años luchando por cambios democráticos
dentro de la isla.

Resulta significativo -y llamativo- que a partir de la muerte de Oswaldo
Payá y Harold Cepero, las mismas personas que se jactaban de su
'no-disidencia', ahora hayan dado un giro de 180 grados y comenzado a
escribir y dar entrevistas como si toda la vida hubieran simpatizado con
Payá y la disidencia tradicional.

Una actitud tan arribista y criticable como la de la iglesia católica y
su cardenal, que abiertamente ningunearon a Payá, y según el mismo Payá
dijo a la BBC, estaba convencido de que la iglesia estaba conspirando
con el gobierno en la creación de un partido democristiano,
probablemente como parte del guión que han diseñado para crear una
'disidencia' a su imagen y semejanza y que en el futuro contribuya a
darles una fachada 'democrática'.

Atrás no se quedan las declaraciones, en su mayoría formales e
igualmente hipócritas, hechas por políticos estadounidenses y exiliados
residentes en la Florida. Salvo excepciones, en los últimos tiempos casi
todos ellos han preferido apoyar a las 'nuevas generaciones' y desechar
a los 'viejos opositores'. Y si en Cuba había un 'viejo opositor', no
por su edad, si no por su curriculum, ése fue Oswaldo Payá Sardiñas.

http://www.martinoticias.com/content/article/13305.html

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