Friday, August 24, 2012

La claridad de un mensaje

La claridad de un mensaje
Viernes, Agosto 24, 2012 | Por Ernesto Santana Zaldívar

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Parece un tema redundante, un
lugar común, un sujeto con excesivo predicado. Incalculables son los
ríos de tinta y de píxeles que han corrido a partir del nombre de Yoani
Sánchez, pero el tiempo pasa, cambian las circunstancias y es evidente
que hay que poner las cosas en perspectiva, porque en definitiva no se
trata de un "tema", sino de una persona.

No es fácil hallar tanto ensañamiento en busca del desprestigio de una
persona: asesinato de reputación es uno de los primeros pasos de la
policía política cubana para neutralizar a los que considera "enemigos",
"contrarrevolucionarios" y todo lo que se le ocurra. Pero Yoani no solo
ha tenido que enfrentar acusaciones de blogueros oficialistas, de los
medios masivos de comunicación (todos estatales) y de colaboradores
extranjeros de la política del gobierno, sino también, lo que resulta
más desconsolador, de prestigiosos opositores que han sufrido prisión,
maltratos y abusos innumerables e inconcebibles. Como Yoani no ha pasado
por ese calvario (aunque nadie puede estar seguro de cómo actuaría
sufriendo las presiones que ella ha sufrido) y como tiene tanta
repercusión mediática, es demasiado (y miserablemente) fácil y
(miserablemente también) muy lógico suponer que está financiada desde el
exterior y que es un producto light de emporios mediáticos. Etcétera y
etcétera de infamias.

Lo más vergonzante es escuchar a personas que no tienen simpatías con el
régimen cubano acusarla de "falsedades", de búsqueda de protagonismo y
de que ha sido "sobrevalorada". Por supuesto que cada cual puede tener
su propia opinión sobre cualquier persona o cualquier cosa. Por supuesto
que no hay que estar de acuerdo en todo con ella. Claro que tiene
defectos, como cualquiera (sobre todo como cualquiera que asuma el reto
de decir constantemente lo que piensa). Claro que unos pueden preferir a
la Yoani que empezó hace cinco años el blog Generación Y por sobre la
Yoani que actualmente ha devenido en algo más que una simple blogger. En
algo más que una activista política, defensora de los derechos humanos
y, especialmente, informadora al instante de los actos represivos, en
todas sus variantes, que comete el gobierno cubano.

En mi opinión, hizo muy bien en no dormirse en los laureles de los
incontables premios y honores recibidos desde tantas partes del mundo.
Por el contrario, ha usado su celebridad y su innegable prestigio a
favor de causas que, en ocasiones, uno pudiera juzgar como ajenas a sus
intereses. Mezquinamente, algunos ven en su intensísimo activismo la
persecución de méritos políticos. Bien, ¿y qué hay de reprochable en
tener aspiraciones políticas, si este fuera el caso? Además, es
demasiado absurdo creer que ella está buscando beneficios personales por
un camino tan áspero cuando pudiera hacerlo por vías más confortables.
No hablo de pureza ni de santidad, sino de una evidente vocación de
servicio. Sencillamente: de la entrega total a una causa.

Cuando leo algunas declaraciones y juicios de prestigiosos y valientes
opositores acerca de Yoani Sánchez y otros blogueros alternativos,
recuerdo declaraciones y juicios de valientes y prestigiosos opositores
sobre el Proyecto Valera y sobre su principal gestor, Oswaldo Payá.
Decían que se equivocaba, que buscaba un protagonismo inútil, que era
absurdo jugar con las reglas del gobierno. Pero hoy, tras su muerte, es
absurdo pensar que los poderosos no se hallen celebrando tan enorme
alivio luego de tantos años con esa espina en el zapato. Para ellos, la
ausencia de ese hombre es un respiro. Confieso que, cuando supe del
fallecimiento de Payá en tan dudosas circunstancias, pensé en el
asesinato político al más brutal estilo mafioso y, de inmediato, en la
existencia de una "lista negra" llevada por la policía política de
personas que debían ser controladas o apartadas del camino a como dé
lugar: me vinieron a la mente nombres como Berta Soler, Guillermo
Fariñas, Antonio Rodiles, Antúnez, Oscar Elías Biscet, José Daniel
Ferrer y otros tantos. Y también Yoani Sánchez.

Naturalmente, lo menos que quisiera es tener razón por estar dejándome
llevar por ideas paranoicas y teorías de complot. Pero la realidad habla
muy alto, grita tanto que uno no puede dormir sin pensamientos insomnes.
Lo que vemos es muy transparente, muy legible y, además, muy repetido
por los oficiales de la Seguridad del Estado a los disidentes más
activos. La amenaza, horóscopo o advertencia es algo así como: "Aquí no
va a pasar lo mismo que en Libia. Pero, si pasa, tú no lo vas a ver. De
eso puedes estar seguro". Bueno, hasta el momento lo cierto es que aquí
no ha ocurrido nada semejante a lo acontecido en muchos países con la
Primavera Árabe (y no parece cerca de ocurrir), pero ya son unos cuantos
los opositores, líderes o no, que no podrán presenciar lo que sucederá
en Cuba mañana o dentro de cinco o diez años.

http://www.cubanet.org/articulos/la-claridad-de-un-mensaje/

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