Monday, August 13, 2012

El difícil papel de ser joven en Cuba

El difícil papel de ser joven en Cuba
Lunes, Agosto 13, 2012 | Por Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org – Puede confundir ver cientos
de jóvenes bailar y saltar con la música del dúo de pop-rock Buena Fe,
usar la imagen del Che Guevara en bolsos y pulóveres, o hasta
tatuársela en la piel. Es solo moda. Detrás de esas confusas catarsis
rituales, previas al sexo, y del uso de las imágenes de la dictadura, se
encuentran el miedo, la ignorancia, la desilusión y hasta la evasión de
la realidad.

El tema viene a colación porque ayer, 12 de agosto, acaba de celebrarse
el Día Internacional de la Juventud, y pensé que sería bueno echar una
mirada a los retos de la juventud en la isla.

Aunque hay honrosas excepciones, si algo evidencia el temor, el
desconocimiento y la incapacidad para asumir reto alguno de la juventud
cubana, especialmente el sector menor de 30 años de edad, es la
composición de las fuerzas prodemocráticas del país y lo difícil que les
resulta incorporar a los jóvenes a la dura tarea de construir una
sociedad más participativa, tolerante y solidaria.

La mayoría de esos mismos jóvenes que tararean las canciones de Silvio
Rodríguez o Buena Fe, se idiotizan a ritmo de reggaetón, o luchan por
entrar en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, en realidad
aspira a emigrar de esta Isla. El país envejece a ritmo acelerado
debido a la combinación de factores dada porque el grupo migratorio
principal son los más jóvenes -entre 19 y 40 años- y las mujeres jóvenes
en su mayoría decide posponer lo más posible la procreación, por temor a
las terribles condiciones económicas y sociales, y la esperanza de
hacerlo fuera de la isla, luego de una salida definitiva, prácticamente
el único estatus legal de los emigrantes.

Entre los mayores traumas para los jóvenes varones, está el servicio
militar obligatorio en sus categorías de tres a un año. Ese periodo en
que el Estado totalitario los utiliza a tiempo completo y consume sus
mayores energías embarcándolos en juegos de guerra, en espera de la
invasión que nunca llega, ni llegará. Tiempo precioso en que estos
jóvenes podrían prepararse para ser útiles a la sociedad, educándose y
adquiriendo la vedada información que tanto necesitan.

Otro reto de nuestra juventud es la fractura de paradigmas en una
sociedad que se haitianiza aceleradamente, con cólera y otras epidemias
incluidos. La educación es cada vez peor, al punto de que el gobierno ha
establecido exámenes de admisión a las universidades, porque los
certificados de graduación de pre universitario se han convertido en
simples papeles que para nada garantizan los conocimientos del poseedor.
Además de los horrendos profesores y la mediocridad de la politizada
enseñanza que reciben estos jóvenes, que en pleno siglo XXI se gradúan
sin haber jamás accedido a internet, tampoco hay nada que los estimule a
esforzarse en estudiar en busca de un mejor futuro.

Para los jóvenes, y para toda la población, hay cada vez menos
posibilidades de encontrar un buen trabajo, justamente remunerado, donde
aplicar los conocimientos adquiridos. Las inversiones y prioridades
están definidas por los intereses de la anciana elite comunista,
interesada primordialmente en permanecer en el poder, no en modernizar
la sociedad e incentivar el aporte de los jóvenes, dándoles
responsabilidad y libertad.

La ruptura de los paradigmas y las prioridades se explica cuando vemos
que un mesero de un paladar o botero de almendrón -que quizás tengan
colgados en su casa un título de ingeniero o matemático- pueden ganar en
un día realizando esos trabajos más que un médico, un ingeniero o un
profesor universitario en un mes. La miseria crece, para jóvenes y
viejos, bajo la presión del fin de los subsidios estatales, sin que
surjan verdaderas libertades económicas que permitan el auto desarrollo
individual.

El panorama que perciben nuestros jóvenes es tétrico. La cubana es hoy
una sociedad vieja, desgastada y sin esperanzas –como los ancianos que
la dirigen-; cerrada, sin libertad para acceder a la imprescindible
información, ni potencialidades para el intercambio interno y hacia el
exterior.

En el imaginario de la abrumadora mayoría de nuestros jóvenes, el futuro
está del otro lado del mar, fuera de la Isla prisión,

aleagapesant@yahoo.es

http://www.cubanet.org/articulos/el-dificil-papel-de-ser-joven-en-cuba/

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