Tuesday, April 24, 2012

Reconciliación de rosca izquierda

Reconciliación de rosca izquierda
Martes, Abril 24, 2012 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Parece que los caciques de Cuba
también se han propuesto adaptar a su modelo propio el término
reconciliación. De pronto, vemos a sus adláteres de afuera y adentro
empeñados en hacernos creer que buscan sinceramente la reconciliación
entre los cubanos de allá y de acá. Pero ocurre que para reconciliarnos,
primero necesitaríamos estar peleados. Y obviamente, los cubanos de a
pie nunca nos hemos peleado entre nosotros. En todo caso, tanto los de
allá, como muchísimos acá nos peleamos solamente con el régimen.

Los caciques y sus adláteres debieran empezar por dejar claro el tipo de
reconciliación que tienen en mente. Porque si lo que intentan es atraer
y acordar los ánimos desunidos de nuestros emigrantes y exiliados, con
respecto al poder en la Isla, la reconciliación es fácil, y queda
completamente en manos del cacicazgo. Sólo tendrían que renunciar al
poder, propiciando el paso a un sistema democrático, con igualdad de
condiciones y de participación para todos los cubanos.

En caso contrario, que es el caso, tal vez el régimen debiera
concentrarse, por lo menos, en la procura de una posible reconciliación
entre sus fuerzas represivas (policía, Seguridad del Estado, tropas
antimotines, brigadas de respuesta rápida, delatores, dirigentes
corruptos, generales, comisarios políticos…) y el pueblo, dirimiendo
leyes y ordenanzas que nos hacen irreconciliables.

Pero como ello no es factible, ya que no se contempla en su modelo de
reconciliación con rosca izquierda, entonces nos conformamos con que se
concentren en la prevención y en la evitación de que en un futuro los
cubanos blancos y negros no necesitemos reconciliarnos. Pues, tal como
van las cosas, peligra nuestra armonía, y es por la misma razón de
siempre: el prejuicio y la bruta discriminación, condicionados, ambos,
por la desidia histórica del régimen ante el asunto.

Mientras ciertos personeros del cacicazgo, autotitulados antirracistas,
se conforman con que los estén dejando formular algunas puntualizaciones
(siempre en el tono de tímidas sugerencias, dicen que para perfeccionar
el socialismo), los negros de aquí tocan fondo en materia de pobreza y
falta de oportunidades. Están al borde del colapso social, y están a
solas con ellos mismos, enfrentando las consecuencias de un impasse de
más de medio siglo en su lucha por el progreso.

A la vez que aumentan las diferencias socio-económicas entre cubanos, un
fenómeno en el que, como siempre, los negros tienen las de perder, se va
calentando el clima de rencilla y desconfianza y de rechazo a priori
ante el otro. De un lado, los perdedores, que se refocilan en la lógica
y hasta justa roña, apartados en sus tugurios de mala muerte. Del otro
lado, los pobres "ganadores", que empiezan a mirar hacia abajo por
encima del hombro. Y abajo, claro, es donde están los negros,
posiblemente más abajo (pero, en todo caso, igual de hundidos) que como
los encontró la revolución, hace más de 50 años.

Hay que ser demasiado optimista, o inocente, o ciego para no vislumbrar
en este cuadro el germen de discordias –violentas o no, nadie podría
predecirlo con seguridad-, que empezaron siendo, sobre todo, de carácter
socioeconómico, pero que traen en la base y en la praxi graves
implicaciones raciales.

Aunque sea con voz temblante, los personeros oficiales que se autitulan
antirracistas debieran aconsejarle al régimen que, si en verdad le
interesa la conciliación entre cubanos, no debe desperdiciar su última
oportunidad ensayando manipulaciones inútiles, sino aprovecharla en la
búsqueda de remedios que ayuden a desenredar los hilos de este drama
socio-racial, que ya erupciona a ojos vista, sin que la mayoría de
nosotros queramos darnos por enterados.

La peor gestión es la que no se emprende. Por más que resulte imposible
hacer en tres días lo que no se hizo en 50 años. Y aun con el agravante
de que la conciliación que pretende el régimen no está inspirada por un
verdadero deseo de deshacer su propio entuerto, sino por el apuro de
disfrazarlo, para seguir medrando a costa de lo que se pregona sólo para
que aparezca en las estadísticas.

http://www.cubanet.org/articulos/reconciliacion-de-rosca-izquierda/

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