Saturday, April 21, 2012

Cuba, el señuelo

Cuba, el señuelo
Ricardo Trotti
21 abril 2012

Así como en la caza y la pesca, en la política también se utilizan los
señuelos. En la reciente Cumbre de las Américas de Cartagena, un grupo
de países usó a Cuba como cortina de humo para evitar que salgan a flote
otros temas relevantes que afectan al continente, como la corrupción
pública, la inseguridad ciudadana, el fraude electoral, las violaciones
a la libertad de prensa y la injerencia política en la justicia, todos
aspectos que atentan contra la Carta Democrática Interamericana.

El gobierno de Cuba es el anzuelo que Bolivia, Ecuador, Nicaragua y
Venezuela aprovechan habitualmente en cada reunión intergubernamental
para insistir que los hermanos Raúl y Fidel Castro deben estar sentados
en toda mesa de negociación y para recriminar a EE.UU. de que debe
terminar con el embargo económico contra la isla, al que responsabilizan
de todos los males de la dictadura.

Uno se pregunta si no hubiese sido mejor que la atención y el tiempo
dedicado a favor del gobierno de los Castro, se enfocara a favor de los
ciudadanos cubanos, las verdaderas víctimas. Al final, por culpa de Cuba
- léase el ruido generado por Rafael Correa y Daniel Ortega que se
negaron a participar y la visita previa de Juan Manuel Santos a la isla
para que los Castro no se resintieran porque no se les invitaba - no
hubo una declaración final de consenso sobre un temario importante
enfocado en la pobreza, inequidad, acceso a banda ancha y hasta la
conveniencia o no de legalizar las drogas.

Todos los presidentes en la Cumbre desperdiciaron una oportunidad de oro
para reprender a la dictadura cubana por su férrea política de opresión,
como quedó a la luz con la represión a manifestantes y disidentes en la
reciente visita de Benedicto XVI; para exigir la liberación de presos
políticos y que se les permita a los cubanos salir y entrar de su
territorio, como lo hizo Dilma Rousseff, en una reciente visita a La
Habana, en donde comunicó que su gobierno le había otorgado visa a la
bloguera Yoani Sánchez, a quien como muchos, los Castro no dejan salir.

Es bueno que del tema del embargo se hable en reuniones multilaterales,
ya que incluso en EE.UU. tiene detractores como simpatizantes. Muchos
creen que sin el embargo se alcanzaría el objetivo de propiciar cambios
democráticos más rápidos. Otros, como el presidente Barack Obama y sus
antecesores de cinco décadas, consideran que no se pueden hacer
concesiones mientras el régimen no cambie a un sistema pluripartidista,
de elecciones libres y que cada cubano pueda gozar de su libre albedrío.

No parece factible que EE.UU. afloje ante las presiones, ya que las
sanciones económicas son armas predilectas que se utilizan contra otros
países como Corea del Norte e Irán, para que desistan de planes
nucleares bélicos. Tampoco es un pedido muy razonable, considerando que
varios países latinoamericanos ahora están haciendo algo parecido al
bloquear el atraco de buques con bandera de Malvinas, en apoyo a la
soberanía que reclama Argentina.

Este pedido de reinserción de Cuba es tanto un deja vu como una hipocresía.

Hace un par de años, Hugo Chávez forzó consensos para que Cuba entre en
la Organización de Estados Americanos, algo que los Castro rechazaron
porque no querían someterse a la política de supervisión de los derechos
humanos de esa entidad.

La hipocresía es que mientras en la cumbre se discutía sobre mayor
acceso de los latinoamericanos a tecnología de banda ancha, diplomáticos
cubanos, junto a sus colegas chinos, rusos e iraníes, bregaban en
reuniones en Europa por mayor control gubernamental sobre el internet,
con la intención de prevenir procesos emancipadores como los que las
redes sociales propiciaron en la Primavera Árabe.

También la ausencia que algunos gobiernos anunciaron para la Cumbre de
las Américas de Panamá en 2015 si Cuba no es invitada, parece tener un
objetivo más simbólico que sensato, puesto que tres años en política es
mucho tiempo.

Si se considera que Fidel tiene 86 años y Raúl 80, que Chávez padece una
grave enfermedad y que varios procesos electorales animan cambios
ideológicos en la región, es probable que Cuba dependa más de los
cambios internos que debe dar, que del apoyo político externo que
siempre espera.

trottiart@gmail.com

http://www.vanguardia.com.mx/cubaelsenuelo-1270608-columna.html

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