Wednesday, April 25, 2012

Bienvenido Fidel

Bienvenido Fidel
Miércoles, Abril 25, 2012 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Queriendo inculcarle su
obsesivo fanatismo por la revolución, Julio Rodríguez le puso por nombre
a su hijo Bienvenido Fidel. Luego, los años le dijeron a las claras que
el tiro le había salido por la culata.

Siendo un adolescente, Bienvenido Fidel fue uno de los casi once mil
cubanos asilados en la embajada del Perú en 1980. Como era menor de
edad, el Ministerio del Interior solicitó la aprobación del padre para
dejarlo marchar al extranjero. La respuesta paterna fue draconiana: la
única autorización que daría sería para que lo fusilaran. Nunca más
quiso saber del hijo.

No era nada extraño encontrar tal extremo de "intransigencia
revolucionaria" en aquella época de esquizofrénico culto a la
personalidad del dictador, en que la total intransigencia era una de las
mayores virtudes de un revolucionario cabal. Quizá si por entonces al
Máximo Líder se le hubiera antojado comerse un niño, no habría faltado
un fanático que le ofreciera su hijo en bandeja.

Cuenta Ditzan Lázaro Rodríguez de la Torre, hoy un joven de 30 años,
hijo de Bienvenido Fidel y nieto del "intransigente" Julio, que se llama
Ditzan en honor a un boxeador alemán que su padre admiraba. Ditzan fue
el mayor de seis hermanos, uno gemelo con él, inválido de nacimiento, le
siguió otra pareja de gemelos, otro hermano y una hembra. La madre de
ellos falleció de cáncer cuando Ditzan tenía siete años y la menor de
los hermanos solo uno. Todos los niños quedaron bajo la custodia de la
abuela materna y Bienvenido Fidel nunca estuvo por allí para velar por
ellos; se pasaba más tiempo preso que en casa.

Poco después de la muerte de la madre, la abuela materna los abandonó.
"Mi padre nos quería – asegura Ditzan -, pero casi siempre lo andaba
buscando la policía. Cuando quedábamos solos no teníamos dinero ni para
comprar la cuota (subvencionada) de comida que vendían por la libreta de
racionamiento. ¡Yo sí sé lo qué es pasar hambre de verdad!".

Muchas veces algún alma caritativa depositaba una jaba con panes frescos
para los niños en la puerta de la casa de Poey 112, en Arroyo Naranjo,
donde todavía reside Ditzan y dos de sus hermanos.

Ditzan sobrevivió como vendedor ambulante de pan, actividad que aun
continúa prohibida por las autoridades. Así comenzó a acumular delitos
sobre su hoja de antecedentes penales. Unas veces era multado y otras
detenido. Durante siete años trabajó como recogedor de basura en la
empresa de Servicios Comunales, hasta que quedó desempleado. Actualmente
se dedica a transportar pasajeros, a cualquier hora. Alquila una
motocicleta por 10 pesos convertibles diarios, y la ganancia adicional
es suya.

Bienvenido Fidel, su padre, murió hace dos años en la cárcel, donde pasó
la mayor parte de su vida, mientras cumplía una sanción por tráfico de
droga que le fue impuesta en 2003, durante una operación policial
denominada "Coraza". Ditzan recuerda que el día de esa detención
registraron minuciosamente la casa y a sus hijos incluso los desnudaron.
Bienvenido sufrió un infarto en una prisión en Quivicán y lo
mantuvieron varias horas sin atención médica. El cadáver llegó a la
funeraria de Víbora Park sucio por el aserrín de la autopsia, mojado y
medio desnudo. Sus hijos nunca recibieron una explicación oficial sobre
las causas de la defunción. Murió con 42 años, casi los mismos que duró
el otro Fidel en el poder.

Quizás el fanático padre debió haber elegido un mejor nombre para el
malaventurado Bienvenido Fidel.

TAGS: culto a la personalidad, juventud

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