Tuesday, December 6, 2011

La hora de la integración racial

Sociedad

La hora de la integración racial
Iván García
La Habana 06-12-2011 - 12:29 pm.

El racismo en Cuba existe desde hace siglos, pero el castrismo lo ha
empeorado al ningunearlo.

'Sembrar para la igualdad' / Leonardo Calvo Cárdenas sobre el Segundo
Foro 'Raza y Cubanidad', reprimido por el régimen el pasado 25 de noviembre.

Un niño en una casa habanera. (REUTERS, noviembre de 2011)

Leonardo Calvo Cárdenas, 48 años, historiador y politólogo; y Juan
Antonio Madrazo, 42 años, especialista en gerencia y servicios
gastronómicos, son ahora mismo dos de las voces del cambio más lúcidas y
coherentes en el mapa de la oposición cubana.

Son disidentes por partida doble. Por un lado, Calvo, desde hace veinte
años; y Madrazo, seis, desean en lo más hondo que el gobierno de los
hermanos Castro entre por el aro de la democracia.

Por el otro, han entablado una lucha sin cuartel por la integración
racial de los afrodescendientes en todos los estamentos de la sociedad
cubana. Esa tarea monumental la realizan como si fuesen misioneros.
Educando, si es posible, persona a persona.

"Todo pasa por la educación a la sociedad. Abordar el tema racial en su
contexto histórico. Esa es nuestra labor en el Comité Ciudadanos para la
Integración Racial (CIR). No el racismo al revés. No debemos esperar que
el Estado afronte el peliagudo tema. Si hasta ahora no la ha hecho, al
contrario, lo minimiza, en el futuro no lo hará. Este gobierno no tiene
respuestas al tema racial. Ni política ni culturalmente", asegura Calvo
Cárdenas.

La sede principal del CIR radica en casa de Juan Antonio Madrazo, en
pleno corazón del Vedado habanero. Madrazo, un negro alto con voz de
locutor radial, es el coordinador nacional de un movimiento que agrupa a
medio centenar de activistas sin distinción de razas y obviando las
preferencias políticas.

De manera académica, asumen el tema de la discriminación racial en Cuba.
No es un problema creado por Fidel Castro. No. Pero Castro lo ha
ninguneado. Y a día de hoy se ha convertido en una peligrosa caja de
Pandora.

El trato injusto al negro y su ascenso en el plano social no se abolió
en 1886, cuando por decreto de la Real Corona española se puso fin a las
prácticas esclavistas.

Justo ahí, quizás, se intensificó el miedo al negro. 58 años de
república y 53 de revolución autoritaria de verde olivo no han cumplido
las expectativas de los negros y mestizos en Cuba. Que no son pocos.

Si nos atenemos a los datos del último Censo Nacional de Población y
Viviendas, realizado en 2002, los negros serían el 10.08% de la
población y los mulatos el 23.84%, para un total de 33.92%, cifra que
contrasta con el 65.05% de blancos (el 1.02% serían asiáticos). Pero
existen muchas dudas sobre la veracidad de esas estadísticas. De manera
festinada, los mulatos de piel clara que rehúyen de su raza, aparecen
registrados como blancos en la papelería oficial.

Quizás los mulatos y negros conformen la mitad de la población en Cuba.
Y puede que más. El caso es que no cuentan en los círculos de poder.
Tampoco en los altos cargos económicos y académicos.

Los espacios que los cubanos de piel oscura ocupan en Cuba son
conocidos: deporte, música popular, santería y cárcel. En las prisiones
sí que son mayoría. El 88% de la población penal es negra o mestiza.

También son los que peor viven. Los salarios más bajos y los puestos de
trabajos más duros. El historiador Leonardo Calvo Cárdenas no entiende
por qué ha tenido que ser así.

"Desde la guerra de independencia, los negros y mestizos han luchado de
igual a igual con los blancos para obtener nuestra emancipación. Y se
han ganado los galones a golpe de arrojo. Mientras los independistas
blancos, por sus méritos y conocimientos, comenzaron la lucha con grados
militares, los negros tuvieron que obtener los galones batalla a
batalla", cuenta Calvo.

Para empuñar el machete en la manigua profunda o el AK-47 en la selva
africana se ha contado con los negros. Y a a la hora de repartir
prebendas y cargos ministeriales se les aparta.

Juan Antonio Madrazo ha conocido en carne propia el "racismo socialista"
practicado en Cuba. El del compañero blanco del Partido que se toma un
litro de ron en la madrugada y te trata como un amigo, pero si tienes
relación sentimental con una hermana da rienda a las bajas pasiones
racistas y arde Troya.

Luego de graduarse con notas altas en Gerencia Gastronómica, Madrazo
pasó a dirigir varios comercios. Entró de pleno en uno de los enclaves
mafiosos y racistas. Donde los clanes y la corrupción se han juntado
para armar un formidable cartel que roba y compra voluntades a destajo.

"En el aspecto laboral sentí el desprecio por mi color de piel.
Imagínate, yo dirigía a ocho administradores blancos e intentaba aplicar
reglas de juego transparentes. Ellos no aceptaban de ningún modo mi
mandato. Hicieron todo lo posible para deshacerse de mí. Hasta que lo
lograron".

Ya en 2005 Madrazo lo tenía claro. Para pelear porque se respetaran y
aplicaran leyes integracionistas, había que emplear otras variantes. Por
esa fecha conoce a Leonardo Calvo Cárdenas y a Manuel Cuesta Morúa, y
juntos comenzaron a cocinar el actual movimiento integracionista que
cuenta con el apoyo de compatriotas mulatos y negros en el exilio como
Juan Benemelis y Carlos Moore.

El investigador colombiano Juan de Dios Mosquera, líder del Movimiento
Cimarrón de Colombia expuso una ponencia en el foro efectuado por el CIR
los días 23, 24 y 25 de noviembre, evento que se desarrolló bajo el
asedio de los tipos duros de la Seguridad del Estado, que detuvieron a
una docena de activistas e invitados.

Más que un abuso de poder, fue una estupidez, piensan Calvo y Madrazo.
"Lo que debió ser un foro sereno de debate, en un domicilio particular,
lo convirtieron en una noticia. Ante los ojos de la prensa extranjera,
de unos periodistas brasileños de O Globo presentes en mi casa o del
propio Mosquera, quienes asombrados vieron el proceder represivo de la
policía política", acota Madrazo.

Los activistas del CIR, dígase Madrazo, Calvo o Morúa, son de corte
académico. Su tribuna no es la calle ni gritar "libertad" o "abajo los
Castro". Ellos apuestan por debatir de forma sensata y sosegada el tema
racial.

Y no se van a detener bajo ningún concepto. "No violamos la ley, pero
tampoco damos un paso atrás", afirma Calvo.

El año que viene resultará muy movido en la agenda del CIR. Se cumplen
100 años del levantamiento del Partido Independiente de Color, que
provocó una violenta respuesta del gobierno de José Miguel Gómez, que
terminó linchando a tres mil negros en ciudades y campiñas.

Esa mancha oscura se pretende olvidar. De manera fugaz se estudia en los
libros de historia de las universidades cubanas. Y se quiere acusar de
anexionistas o racistas a los que pagaron con su vida la osadía de
reclamar un lugar en el pastel político.

Con sus escritos, encuentros y foros, Leonardo Calvo Cárdenas y Juan
Antonio Madrazo replicarán las tesis que desde la etapa republicana
hasta la autocracia castrista, sostienen que aquel crimen monumental fue
un "simple tropiezo" sin mayores consecuencias en la historia de Cuba.

De lo que se trata, según Calvo y Madrazo, es que si algo une, por
encima de ideologías, al gobierno de los hermanos Castro y a un sector
importante de la sociedad moderna occidental, es el racismo intelectual
y biológico al negro.

Ellos sienten que su lugar es debatir públicamente esas actitudes
discriminatorias. Pretenden que se pierda el temor al negro. Llegó la
hora de la integración racial. La real. No la del discurso oficial.

http://www.ddcuba.com/cuba/8440-la-hora-de-la-integracion-racial

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