Miércoles, 14 de Diciembre de 2011 00:28
Manuel Morejón Soler
El Vedado, La Habana (PD) Herodes el Grande quiso cambiar la historia.
Rey de Judea ente los años 37 y 4 antes de Cristo y descendiente de una
familia rica, fue el fundador de la última dinastía judía.
A Herodes se le recuerda como un gran constructor de ciudades y como
reconstructor del templo de Jerusalén. Pero también exterminó a muchas
personas. Mostró poca grandeza en sus acciones y su carácter y fue un
gobernante despótico. Tradicionalmente se le considera el prototipo del
tirano sanguinario e inescrupuloso.
Herodes exterminó con una crueldad inaudita a todos sus enemigos, reales
o supuestos, incluso a miembros de su familia. Hizo dar muerte a los
descendientes de la dinastía asmonea que hubieran podido reivindicar el
trono, entre ellos Mariamne II, su segunda esposa, Alejandra, su suegra,
y Alejandro y Aristóbulo, sus hijos. Poco antes de morir, Herodes mandó
a matar a su primogénito Antípatro, que parecía destinado a sucederle,
pero cayó en desgracia.
El hecho más significativo de Herodes fue cuando, enfurecido, ordenó
asesinar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus
alrededores para evitar que se cumpliera una profecía que cambiaría la
historia. (Mateo 2:16-17).
Nadie puede impedir el propósito de Dios.
¿Quién puede poner en duda la gran capacidad política del doctor Fidel
Castro Ruz? ¿Quién puede negar que es un hombre dotado de grandes
capacidades intelectuales: intrépido, decidido, orador brillante,
inteligente y astuto?
Pero a pesar de todas esas cualidades, también se puede afirmar que se
le contrapone una sed insaciable de poder, con un carácter
extremadamente malicioso.
Actualmente, son infructuosos sus esfuerzos por recuperar con su
demagogia la simpatía del pueblo. Ya no dejará de ser para siempre un
tirano oportunista e impío que no pudo ni podrá nunca impedir que se
cumpla el propósito sagrado de Dios para Cuba.
¿Quién no recuerda la persecución contra la iglesia y los cristianos
durante su mandato? ¿Acaso se podrá ocultar el hundimiento del
remolcador "13 de marzo" el 13 de julio de 1994, donde perecieron
ahogadas familias completas, incluidos once niños inocentes?
¿De qué le sirvió todo ese terror sino para echar ascuas de fuego sobre
su cabeza?
Como el rey Herodes no pudo con el Niño Rey, cualquiera que se levante
contra la iglesia de Jesucristo, independientemente de cualquier ardid
que emplee, sucumbirá.
Era de esperar que el reino de Herodes no duraría mucho después de su
muerte. El emperador Augusto, acatando el testamento, lo dividió entre
sus hijos Arquelao, Herodes Antipas y Herodes Felipe (los otros cinco
hijos y dos hijas de Herodes no cobraron notoriedad histórica). Entre
los años 93 y 100 después de Cristose extinguió la dinastía herodiana.
De la misma forma que el reino de Herodes no prevaleció a su muerte,
tampoco la dinastía heredera de los Castro prevalecerá. La historia lo
ha demostrado.
http://primaveradigital.org/primavera/sociedad/religion/2885-dinastias
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