Thursday, December 15, 2011

Ciudadanía y poder

Ciudadanía y poder
Fernando Ravsberg | 2011-12-15, 11:03

"Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia
soberana", José Artigas


Leyendo un análisis científico sobre los órganos de poder en Cuba me
vino a la cabeza una frase de Tomás Gutiérrez Alea, "Titón", quien,
desde su óptica de cineasta, definía al socialismo como un buen guión
con una pésima puesta en escena.

Pero no voy a hablar de las ideas del director de "Fresa y chocolate"
sino del licenciado en Derecho Julio Cesar Guanche, autor de
innumerables ensayos e investigaciones y asesor de Alfredo Guevara,
Presidente del Festival de Cine de La Habana.

Evidentemente el investigador es una voz de izquierda pero logra
desarrollar una gran objetividad crítica en su estudio sobre "La
participación ciudadana en el Estado cubano", donde analiza el proyecto
original y su posterior aplicación práctica.

Guanche explica que institucionalmente el sistema político cubano ofrece
dos posibilidades de participación ciudadana, las elecciones y el
referendo popular, aclarando que este último nunca ha sido promovido
desde la base.

Muy pocas de las decisiones importantes de los últimos 50 años se
tomaron mediante referendo popular. En algunos casos se realizaron
debates consultivos y en otros se decidió con el aplauso de un millón de
ciudadanos en la Plaza de la Revolución.

La falta de referendos es más grave por algunas características del
sistema electoral cubano, en concreto la prohibición de hacer campaña
electoral, autorizando a los candidatos a publicar solo una pequeña
reseña biográfica y una fotografía.

Así el ciudadano vota por personas y no por programas políticos, elige
sin saber lo que piensa el candidato sobre los temas de su interés. En
vez de entregar un mandato "se cede confianza a otro -el representante-
para tomar la decisión", dice Guanche.

Otro problema de representatividad son las Comisiones de Candidatura que
deciden quien será candidato en las elecciones. Se dice que el partido
no postula pero lo cierto es que sus militantes ocupan el 90 % de los
escaños, dejando muy poco espacio al resto de la ciudadanía.

El académico señala que ese acceso al poder debería ser universal lo que
implica dar "la posibilidad de ingreso a la toma de decisiones estatales
de corrientes de opinión que, respetando el ordenamiento legal, sean
diferentes a las statales/gubernamentales".

Es cierto que existen mecanismos no institucionales como los debates en
las organizaciones sociales pero Guanche concluye que son solo
"consultivos" porque el ciudadano no tiene poder real de "decisión,
control, evaluación y revocación".

Recuerdo que a inicios de los 90 hubo una de estas consultas y en todas
las reuniones que participé la gente pedía la reapertura de los
preuniversitarios en las ciudades. Sin embargo, estos continuaron en el
campo 15 años más sin que nadie diera la menor explicación.

Más recientemente, se debatió púbicamente la agenda del VI Congreso del
Partido Comunista pero no se informó cuáles fueron las opiniones o
críticas que se recogieron. Así que al cubano solo le queda tener "fe"
en que los dirigentes lo tomarán en cuenta.

Es verdad que en un congreso de los comunistas son sus militantes los
únicos con voz y voto pero en el caso de Cuba el ciudadano merece un
mayor espacio de participación porque se trata de un partido único que
decide el rumbo de toda la nación.

Otro aspecto importante del análisis de Guanche es la necesidad de crear
un órgano constitucional "para la defensa de derechos, que invoque en
todo caso la supremacía de la Constitución ante lesiones de derechos o
ante contradicciones legales".

Serviría para controlar que los poderes del Estado no violen la ley de
leyes y también para que el ciudadano presente una demanda si les
prohíben entrar a un hotel, le niegan la posibilidad de emigrar a la
capital o cualquier otro derecho constitucional.

El peligro que se enfrenta cuando no hay mecanismos de control sobre el
gobierno, es que este termine situándose por encima de la ley y
marginando del poder al único soberano genuino que puede tener una
nación, su propio pueblo.

Es un principio que teóricamente todos aceptan pero en la práctica los
gobiernos van a la guerra, "salvan" bancos o limitan la libertad de
viaje sin consultar a la gente. Son puestas en escena que olvidan el
espíritu con el que un día se escribió el guión.

El trabajo de Guanche tiene 120 páginas, por su profundidad no pueden
ser sintetizado en un post, solo pretendo despertar el interés de mis
lectores porque, más allá de cuánta razón tenga, creo que representa un
análisis objetivo y profundo.

Ojalá sea útil también a los diputados y delegados porque son ellos
quienes deberían resolver algunas de estas contradicciones para lograr
que la representación que se les entregó responda, por encima de todo,
al mandato soberano del pueblo.

http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2011/12/ciudadania_y_poder.html#more

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